Desde el 7 de agosto se puede visitar en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti la muestra Casus Familia, del artista canadiense Frank Rodick, en el marco del Festival de la Luz, dirigido por Elda Harrington y Silvia Mangialardi.
La obra de Rodick está marcada por una historia familiar en la que los relatos sobre el Holocausto estuvieron presentes cada día, ya que casi toda la familia de su abuelo perdió la vida en los campos de concentración del nazismo.
De este modo, a través de su trabajo, logra reparar parte de los traumas vinculados a los crímenes de guerra que se transmiten entre generaciones, utilizando material fotográfico relacionado con los miembros de su núcleo familiar.
"Es la historia real de mi familia" explica Rodick en diálogo con Perfil.com. "Mi madre nació en Canadá. Su padre, es decir mi abuelo, estaba en Canadá pero su familia estaba en Europa durante la guerra y todos fueron asesinados en el Holocausto. Esto por supuesto se transformó en una historia muy importante para mi madre y fue casi un motivo dominante en toda su vida. También se convirtió en algo crucial para mí. Todo empieza con eso".
El fotógrafo trabaja con imágenes que fueron tomadas muchos años antes de que él naciera y por medio de procesos digitales las interviene para reconstruir una historia familiar.
"Lo que quise hacer fue tomar algunas imágenes que cuentan un poco la historia de mi madre y su relación conmigo. Hay referencias, por ejemplo, a documentos del nazismo de 1942, el mismo año en que le tomaron una foto que forma parte de la muestra, donde se detalla el exterminio con cifras país por país" explica Rodick.
"La otra cosa que fue importante en nuestra familia es que al final de su vida desarrolló Alzeimer y pasó sus últimos quince años con demencia senil. La ironía es que la memoria del Holocausto fue algo central durante su vida, pero en el final no tenía memoria en absoluto. De modo que toda la muestra es un estudio de la memoria".
La exhibición incluye trabajos realizados a partir de retratos de su padre, fotografías de su infancia e imágenes tomadas a objetos que había en su casa, además de una serie de autorretratos actuales.
"Quise hacer algo sobre la historia de mi padre. Cada foto, excepto la última, que es una foto que tomé más o menos treinta minutos luego de que muriera, muestra diferentes puntos en su vida: siendo un niño, siendo un adulto. Y en cada foto hay algunas palabras, que son sus últimas palabras. Porque en su lecho de muerte no podía hablar, así que las escribió" recuerda el artista.
"Fotografié lo que escribió y lo incluí en los retratos. Así, en la foto del niño pequeño, por ejemplo, se lee sobre su cara 'No estoy listo para irme'".
Rodick utiliza su trabajo para encontrar puntos de acercamiento con su padre. "Mi padre y yo no éramos muy cercanos, pero siento más afecto por él ahora de lo que jamás sentí cuando vivía. Trabajar con las fotos fue para mí más triste que su muerte. Fue una experiencia extraña".
La idea del tiempo está siempre presente en la muestra aunque el lenguaje contemporáneo que utiliza Rodick le quita solemnidad a la vez que lleva a la reflexión.
El armado familiar se completa con el hijo, el artista que rescata esa historia y la mantiene viva desde su oficio. Sus fotos de la infancia se transforman en obras de arte.
"Mi familia era muy pequeña, solo mis padres y yo, no tengo hermanos, así que traté de completar la familia haciendo autorretratos. Encontré viejas fotos de cuando era niño, y pude reimaginarlas".
A su vez, el hogar se convierte en un cuarto miembro de la familia desde la mirada de Rodick.
"Hay unas fotos más pequeñas a las que también considero como retratos, porque provienen mayormente de materiales que encontré en la casa de mis padres después de que murieran. Eran vendedores de libros y tenían literalmente decenas de miles de libros. Yo crecí con eso".
El trabajo de Rodick intenta transformar la memoria en algo material y tangible. No son meras fotografías: la materia prima de su obra son sus recuerdos y la presencia del ser humano se vuelve trascendente aún cuando deja de verse y los contornos se difuminan.
"Cuando sos un chico creés que todo el mundo que está frente a vos va a cambiar. Cincuenta años después te das cuenta de que algunas pocas cosas efectivamente cambian, pero muchas otras no", reflexiona.
Las muestra Casus Familia, de Frank Rodick se presenta en el marco del Festival de la Luz y puede visitarse hasta el 16 de septiembre en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Av. del Libertador 8151, de martes a domingos de 11.00 a 21.00.
Confrontaciones con la memoria
Por otra parte, también se presenta en el centro cultural una selección de fotografías de Jan Van Leuween, artista holandés que realizó sus estudios primarios durante la segunda guerra.
A través de su obra reinterpreta una parte de su historia personal a la que llegó a entender años después tras haber relacionado hechos de su vida con la información que surgía tras la derrota del nazismo.
Siendo niño no sospechaba que aquellos de sus amigos que dejaban de asistir a la escuela de un día para el otro sin despedirse eran víctimas de las políticas de exterminio del régimen fascista.
“Confrontaciones con la memoria” transforma el dolor en acto creativo con imágenes tan fantasmagóricas como expresivas, valiéndose de una sensibilidad y una técnica poco habitual que dan como resultado una serie de fotografías impactantes.
Al igual que Casus Famila, se presenta en el marco del Festival de la Luz y puede visitarse hasta el 16 de septiembre.