El sindicato de la mayor mina de cobre del mundo ha hecho un llamamiento a la huelga tras rechazar la oferta de la compañía para un convenio colectivo.
Los trabajadores de la mina Escondida de BHP Billiton Ltd. en el desierto de Atacama, en Chile, votarán si aceptan la oferta final de la compañía hasta el 1 de agosto. El Sindicato 1, que representa a 2.500 trabajadores de mantenimiento y operadores en la mina gigante, dice que el apoyo a una huelga es abrumador después de dos días de reuniones.
Patricio Tapia, presidente del sindicato, dijo por teléfono el sábado que la empresa nunca ha querido negociar, que quiere imponer su punto de vista y que sólo se les ha dado algunas migas que no responden a sus demandas. Tapia manifestó que la primera opción del sindicato es llegar a un acuerdo, pero que si no hay disposición tendrán que recurrir a la huelga.
Las posiciones de BHP y el sindicato Escondida siguen distanciadas después de casi dos meses de conversaciones, durante las cuales el sindicato presentó su propuesta salarial más ambiciosa. Las conversaciones del año pasado fracasaron y resultaron en una huelga de 44 días que terminó sin acuerdo. La paralización fue la huelga más larga en la minería chilena moderna y contribuyó a un déficit mundial del cobre y a una subida de los precios.
Si no se llega a un acuerdo, la huelga comenzaría a mediados de agosto.
El riesgo de otra huelga en Escondida está aumentando y coincide con las protestas de los trabajadores en la mina de cobre Chuquicamata de Codelco, que interrumpieron las operaciones el lunes. Chuquicamata tiene previsto reducir su plantilla el próximo año como parte de un cambio hacia operaciones subterráneas.
La oferta final de BHP es la mejor posible, dijo la compañía a los trabajadores de Escondida en un comunicado interno al que ha tenido acceso Bloomberg. Los cargos de BHP en Chile no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios fuera del horario de negocio habitual.
BHP ofrece a los trabajadores un contrato de tres años que incluye un aumento salarial del 1,5 por ciento y un pago extraordinario de 18 millones de pesos (aproximadamente US$28.000), así como reducciones a algunos beneficios existentes. El sindicato exige mantener sus beneficios existentes, un aumento salarial del 5 por ciento y una bonificación de 25,6 millones de pesos.
Si los trabajadores rechazan la oferta, las dos partes aún tendrán la oportunidad de llegar a un acuerdo durante cinco días de negociaciones mediadas por el Gobierno que podrían ampliarse otros cinco días. Si no se llega a un acuerdo, la huelga comenzaría a mediados de agosto.
El sindicato tiene un "Plan B" en caso de que las conversaciones fracasen, pero no puede revelar su estrategia antes de que termine la votación, dijo Tapia. Una declaración interna del sindicato a los miembros a la que ha tenido acceso Bloomberg muestra que la unión está considerando invocar una disposición en la ley de Chile para ampliar el contrato actual y obligar a la empresa a volver a las negociaciones en 18 meses.
Se trata de la misma estrategia que el sindicato usó el año pasado. En ese momento, prefirió prorrogar el contrato existente hasta el 31 de julio, rechazando pagas extraordinarias y aumentos salariales vinculados a la inflación, en lugar de aceptar una oferta de la empresa que redujera los beneficios de los trabajadores.