La decisión de la administración Trump de cerrar el Consulado chino en Houston siguió a años de frustración por la actividad criminal y encubierta dirigida por Pekín para robar secretos comerciales y llevar a cabo operaciones de influencia maliciosa en todo Estados Unidos.
Mientras que dos ciudadanos chinos fueron condenados el año pasado por tratar de robar secretos comerciales en la capital energética de EE.UU., tres funcionarios de la administración que hablaron el viernes a la prensa señalaron que el total de actividad realizada a través del Consulado de Houston era la “punta del iceberg” en lo que respecta a las preocupaciones sobre China.
Como evidencia de este problema: el FBI actualmente tiene alrededor de 2.000 casos activos relacionados con operaciones chinas de contraespionaje en EE.UU., dijo un funcionario en la videoconferencia.
Pero al presentar el cierre del Consulado de Houston como el resultado de años de trabajo, los funcionarios buscaban separar su decisión de las actuales tensiones que abarcan desde la pandemia de coronavirus hasta el creciente control de Pekín sobre Hong Kong.
En su lugar, EE.UU. quiere enviar una señal más amplia de que será menos paciente con las iniciativas chinas para llevar a cabo espionaje, particularmente en cuestiones de propiedad económica e intelectual. Ese cambio se debe en parte a que la política de EE.UU. esta cada vez más dirigida por funcionarios de línea dura dentro de la administración Trump, como el secretario de Estado, Michael Pompeo.
“En el futuro previsible, el robo de propiedad intelectual del Gobierno chino y los esfuerzos de influencia extranjera serán tratados no solo como asuntos penales individuales o desacuerdos sobre la política económica, sino como cuestiones de seguridad nacional y asuntos estratégicos”, dijo Sumon Dantiki, exfiscal federal de delitos cibernéticos y consejero principal del director del FBI.
China rechazó las acusaciones de EE.UU. de que su Consulado era un pilar central de espionaje y tomó represalias el viernes ordenando el cierre, dentro de 72 horas, del Consulado de EE.UU. en la ciudad de Chengdu, un puesto clave de avanzada para observar eventos en el Tíbet.
La medida de EE.UU. siguió a semanas de creciente presión sobre Pekín por parte de funcionarios de la administración Trump, que culminó con un discurso de Pompeo el jueves en el que llamó al Partido Comunista chino un “Frankenstein” que amenazaba al mundo libre.
El viernes, la administración dijo que el Gobierno chino usó su Consulado en Houston y otras ciudades de EE.UU. para dirigir operativos para cometer fraude de visas mientras realizaban espionaje, presionar a funcionarios electos y líderes empresariales para que respalden políticas favorables a Pekín y llevar a cabo un programa llamado “Operación Caza de Zorros.” El objetivo de ese programa ha sido presionar a los disidentes para que regresen a China, según los tres funcionarios, que pidieron no ser identificados.
Otro funcionario describió la medida de EE.UU. como un intento de barrer años de “vidrios rotos” con respecto a las promesas de China de detener sus actividades de espionaje en EE.UU.
Las actividades chinas dirigidas desde Houston se consideraron particularmente agresivas y siguieron a las recientes acusaciones de que el Gobierno chino estaba tratando de robar investigaciones médicas de instituciones estadounidenses para desarrollar una vacuna contra el coronavirus.
El Consulado de Houston también se estaba utilizando para avanzar en el programa chino Thousand Talents, que fue diseñado específicamente para reclutar a ciudadanos chinos para ir a EE.UU. a robar a las compañías, dijeron los funcionarios.
“Esta es una prueba más de que empresas y entidades de investigación en una gran variedad de sectores, incluida la investigación médica y la energía, que se ocupan de datos confidenciales, propiedad intelectual o tecnología innovadora, ahora están directamente en la mira del espionaje económico de gobiernos extranjeros sofisticados”, dijo Dantiki, quien ahora es socio de la firma de abogados King & Spalding en Washington.
Los esfuerzos de EE.UU. para tomar medidas enérgicas contra el espionaje económico incluyen al menos dos ejemplos recientes del área metropolitana de Houston. El ciudadano chino Shan Shi fue condenado en un tribunal federal el año pasado por conspiración para robar secretos comerciales en aguas profundas en beneficio de una empresa con sede en China llamada CBM-Future New Material Science and Technology Co. Ltd.
Hongjin Tan, ciudadano chino que trabajaba para una compañía petrolera estadounidense, fue arrestado a fines de 2018 y acusado de robo de secretos comerciales de su empleador. Fue sentenciado a dos años en una prisión federal a principios de este año.
Sin embargo, el viernes hubo indicios de que las tensiones entre EE.UU. y China pueden haber alcanzado su punto más alto, al menos por ahora. El cierre del complejo diplomático de Chengdu no fue la medida más agresiva que los funcionarios chinos podrían haber tomado, ya que EE.UU. también tiene consulados en ciudades como Shanghái y Hong Kong.
Además, un investigador chino buscado por EE.UU. que se refugió en el Consulado del país en San Francisco fue detenido el viernes. La Policía de EE.UU. había estado buscando a Juan Tang, investigador de la Universidad de California en Davis, acusado de mentir sobre su servicio militar en China. Los funcionarios se negaron a detallar las circunstancias de la entrega de Tang a la Policía.