Arabia Saudita exhibió contratos internacionales por un valor de alrededor de US$50.000 millones en un intento del reino por poner el mayor brillo posible a una emblemática cumbre de inversión que fue rechazada por líderes empresariales globales tras el asesinato de Jamal Khashoggi.
Si bien algunos de los contratos eran nuevos, otros se habían dado a conocer con anterioridad o eran meramente adicionales. Entre los compromisos verdaderamente nuevos, la firma de comercio de bienes básicos Trafigura Group firmó un acuerdo para desarrollar un complejo de fundición y refinación. Más de la mitad de los 25 contratos correspondían al gigante petrolero estatal Saudi Aramco.
Pero fuera de los anuncios cuidadosamente manejados, el costo de la crisis en que se ha sumido el régimen saudí quedó demostrado por el gigante industrial alemán Siemens AG. La decisión de su máximo ejecutivo, Joe Kaeser, de no asistir retrasó la firma de un contrato de US$20.000 millones para una central eléctrica, según personas familiarizadas con el asunto.
Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, está intentando mostrar que sus negocios transcurren con normalidad después de que decenas de importantes banqueros, máximos ejecutivos y dignatarios extranjeros cancelaran su asistencia a la cumbre. El evento, celebrado por primera vez el año pasado, fue ideado por el príncipe heredero del país, Mohammed bin Salman, quien dirige los asuntos cotidianos del reino, y fue concebido como un foro para que los inversionistas internacionales se comprometan con su ambiciosa agenda económica.
Pero el príncipe, de 33 años, ha estado bajo una presión extrema desde que el gobierno saudí reconoció que un grupo de sus propios funcionarios de inteligencia habían matado a Khashoggi, colaborador del Washington Post, en el consulado del país en Estambul.
Cuando se inauguró la cumbre, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se dirigió al Parlamento en Ankara para decir que el asesinato fue el resultado de una trama meticulosamente planificada, rechazando las versiones de Arabia Saudita de que había sido un accidente, al tiempo que pidió al rey que todos los culpables sean juzgados.
La primera sesión del foro estaba repleta y algunas personas se retiraron al llegar a la puerta, pero la asistencia disminuyó a medida que transcurría el día. Durante un panel con el CEO de Aramco, menos de 150 personas estaban sentadas en un lugar con capacidad para un número mucho mayor.
La atmósfera apagada contrastó con la del año pasado, cuando los visitantes hacían cola para tomarse selfies con el príncipe heredero, quien aún no se ha presentado en el evento de este año, celebrado en un ostentoso centro de convenciones junto al hotel Ritz-Carlton, donde decenas de multimillonarios sauditas fueron detenidos el año pasado en una supuesta campaña de represión contra la corrupción.
Muchos de los acuerdos firmados hoy fueron memorandos de entendimiento en lugar de decisiones finales de inversión, en lo que parece ser un esfuerzo para apuntalar la confianza entre los líderes empresariales internacionales.
Aramco firmó contratos por US$34.000 millones con empresas que van desde el gigante petrolero francés Total SA hasta la sudcoreana Hyundai Heavy Industries Co. y el conglomerado chino Norinco.
Los principales representantes de la industria petrolera, como el CEO de Total, Patrick Pouyanne, y ejecutivos de Schlumberger Ltd. y Baker Hughes, dos de los principales grupos de servicios petroleros del mundo, participaban en la cumbre.
En sus palabras de bienvenida, Yasir Al Rumayyan, director gerente del fondo soberano saudí y anfitrión de la conferencia, no hizo referencia a Khashoggi. Minutos después, Lubna Olayan, titular multimillonario de uno de los mayores conglomerados saudíes, utilizó el inicio de una mesa redonda sobre inversión para lamentar la muerte del columnista, diciendo que su asesinato era "ajeno" a los valores saudíes.
"Estamos muy agradecidos de que los terribles actos denunciados en las últimas semanas sean ajenos a nuestra cultura y nuestro ADN", dijo Olayan, CEO de Olayan Financing Co., en su discurso. "Confío en que, con el apoyo del gobierno, las autoridades competentes y el liderazgo, la verdad surgirá".
Si bien titanes financieros como el máximo ejecutivo de BlackRock Inc., Larry Fink, y el CEO de JPMorgan Chase & Co., Jamie Dimon, no asistieron, varios grandes bancos enviaron ejecutivos regionales a la conferencia, recorriendo una delgada línea entre los riesgos de avivar la indignación por el asesinato de Khashoggi y perder futuros negocios en Arabia Saudita. Ken Moelis, del banco de inversión Moelis & Co., tenía programado hablar en el evento, de acuerdo con la aplicación del evento.