Los lujosos yates que hacen las veces de galerías de arte flotantes en ocasiones se enfrentan a contratiempos inesperados y costosos.
Pinturas y esculturas de incalculable valor que decoran los superyates pueden sufrir daños no solo de tormentas o de las condiciones ambientales, sino también de peligros aleatorios como los cereales para el desayuno de los niños del propietario o del corcho de las botellas de champán que abre la tripulación.
Dos historiadoras de arte británicas quieren ayudar a los propietarios de los superyates a preservar pinturas que decoran sus embarcaciones, según informó el periódico británico Observer el domingo.
La historiadora de arte y conservacionista Pandora Mather-Rees organiza cursos de cuidado práctico de bellas artes en un superyate, a un coste de hasta 300 euros al día. Según el periódico británico, Mather-Rees comenzó a dar clases para tripulaciones después de que un multimillonario solicitase su ayuda para restaurar una pintura de Jean-Michel Basquiat arruinada por los copos de maíz del desayuno de sus hijos y, después, por la limpieza descuidada por parte de la tribulación. Su curso enseña a la tripulación a comprender el valor de los objetos a bordo y a cómo buscar ayuda especializada en caso de emergencia.
El valor del arte a bordo de un yate puede ser de dos a tres veces el valor de la propia embarcación, según Helen Robertson, conservadora del Museo Marítimo Nacional en Greenwich, que el año pasado organizó un simposio dedicado al “arte en el mar”.