La confianza económica de la zona del euro prosiguió su caída en agosto, ya que varios riesgos, desde las tensiones comerciales hasta la política, pesan sobre el impulso.
El índice de confianza de las familias y las empresas que lleva la Comisión Europea bajó por octavo mes y toco su nivel más bajo en un año. Las preocupaciones por el desempleo deterioraron el estado de ánimo entre los consumidores, mientras que la confianza también se debilitó entre los proveedores de servicios y los fabricantes. El optimismo disminuyó en las cuatro economías más grandes de la región.
La economía de la eurozona se mantiene en una posición delicada mientras el Banco Central Europeo se prepara para reducir sus extraordinarios estímulos monetarios. Si bien las autoridades han descripto el crecimiento del bloque monetario como sólido y de base amplia, este ha perdido ímpetu desde el comienzo del año, la inflación subyacente sigue apagada y la incertidumbre se mantiene acentuada por el aumento del proteccionismo.
La Comisión dijo que la "marcada disminución" de la confianza del consumidor se debió principalmente a un deterioro en la evaluación del desempleo en el futuro. En julio, el desempleo probablemente haya bajado al 8,2 por ciento, el menor nivel en casi 10 años, según una encuesta separada antes de un informe del viernes.
Los fabricantes estaban más pesimistas respecto de sus actuales libros de pedidos y existencias de productos terminados. Los proveedores de servicios predicen que la demanda disminuirá "significativamente", según la Comisión.
La renovada inestabilidad política también plantea un riesgo. El viceprimer ministro italiano, Luigi Di Maio, negó el miércoles un informe según el cual Italia le ha pedido al BCE que lance una nueva ronda de flexibilización cuantitativa, aunque la inquietud por los nuevos planes presupuestarios del Gobierno ha elevado los rendimientos de los bonos.
Los datos del viernes probablemente muestren que los precios al consumidor subieron 2,1 por ciento anual en agosto, según una encuesta de Bloomberg. Aunque la cifra es más alta que el objetivo de inflación del BCE de poco menos del 2 por ciento, se espera que un indicador que elimina los elementos volátiles como la energía y los alimentos permanezca estancado en 1,1 por ciento.