El comercio del café ha sido un tira y afloja entre las preocupaciones de la oferta y la demanda, y los futuros oscilan entre ganancias y pérdidas. Por ahora, las preocupaciones por la oferta están ganando.
A pesar de que Starbucks Corp. cierra la mayoría de sus ubicaciones en Estados Unidos y Canadá, el precio de los granos de arábica cerró en un máximo de dos meses en Nueva York el lunes. Con más gobiernos promulgando cierres a nivel nacional y muchas personas que se quedan en sus hogares, existe una creciente preocupación de que las interrupciones laborales y logísticas frenen los flujos de granos.
El café ha sido capaz de desafiar la caída de las acciones y los productos básicos alimentada por el brote mundial de coronavirus, en parte en medio de signos de que los operadores están alentando a los consumidores a asegurar los suministros antes de posibles interrupciones. Los comentarios de la bolsa de que no puede garantizar que el proceso de muestreo y clasificación se complete a tiempo para el vencimiento de los contratos de mayo también ayuda a los precios.
Ahora, las posibles interrupciones laborales –particularmente donde la recolección de granos requiere mucha mano de obra, como en Centroamérica y Colombia– están brindando un mayor apoyo a los precios. En los últimos años, los migrantes venezolanos se han convertido en una parte importante de la fuerza laboral colombiana. Ahora esa frontera se ha cerrado.
“Hasta ahora las cosas van bien, pero la cosecha aún no ha comenzado”, asegura Roberto Vélez, director ejecutivo de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, en referencia a la cosecha media recolectada a partir de abril. “Todavía tenemos que coordinar con las autoridades el permiso para que los recolectores se muevan libremente”.
Brasil, el principal exportador mundial de granos de arábica, no comenzará la cosecha 2020-2021 hasta mayo. Colombia es el segundo mayor proveedor de Arábica, seguido de Honduras.
En Honduras, los exportadores tienen una autorización especial del gobierno para continuar operando y “lo están haciendo”, afirma Miguel Pon, director ejecutivo de Adecafeh, la principal asociación de exportadores del país.
“El gobierno ha extendido el toque de queda absoluto hasta el 29 de marzo y esta semana será crucial para conocer nuevos casos de COVID-19 y qué nuevas determinaciones tomará el gobierno”, dice.
Los países centroamericanos “tienen muy poco café”, asegura Ernesto Álvarez, director gerente de Coex Coffee International en Miami. “Veo un problema que ahora está empeorando. El inventario de café está volando”.
Mientras que un decreto presidencial colombiano establece que las personas involucradas en las cadenas de suministro agrícolas tienen movilidad libre, algunos alcaldes están contraviniendo eso, afirma Manuel Rueda, gerente general de Integra Trading SAS.
“Puede llevar algún tiempo resolver todos los detalles que rodean este mandato”, dijo, y agregó que la compañía “intentará continuar operando como de costumbre y continuará monitoreando cómo está evolucionando todo”.
Las preocupaciones laborales no se limitan a los trabajadores agrícolas. En Brasil, por ejemplo, los estibadores en el puerto gigante de Santos amenazan con salir a huelga.
“A medida que los países latinoamericanos sientan que el efecto expansivo del virus se convierte en olas más grandes, nuestro mercado está expuesto”, señala Alex Boughton, corredor de Sucden Financial en Londres. “Las preocupaciones sobre la oferta siguen siendo frecuentes, y eso no va a desaparecer en el corto plazo”.