Funcionarios chinos esperan que Estados Unidos acepte cierta flexibilidad en las promesas de su acuerdo comercial de fase uno, dijeron personas familiarizadas con la situación, mientras Pekín intenta contener una crisis de salud que amenaza con frenar el crecimiento interno y repercusiones en todo el mundo.
Se supone que el acuerdo sellado el 15 de enero entrará en vigencia a mediados de febrero. Tiene una cláusula bajo la cual EE.UU. y China consultarán “en caso de que un desastre natural u otro evento imprevisible” retrase el cumplimiento del acuerdo por parte de cualquiera de los países. No está claro si China ya ha solicitado formalmente dicha consulta, pero personas familiarizadas con el asunto dicen que el plan es solicitarla en algún momento.
El Ministerio de Comercio de China y el representante de Comercio de EE.UU. no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios.
En el primer año del acuerdo, China se comprometió a comprar US$76.700 millones adicionales en bienes estadounidenses más de lo que compró en 2017, y US$123.300 millones más en el segundo año. Las compras de productos agrícolas son particularmente importantes para el sustento de los agricultores estadounidenses, quienes se han visto afectados por una guerra arancelaria creciente con China en los últimos dos años y son una base clave de apoyo para el presidente Donald Trump.
Disminución del mercado
Los precios de los futuros de soja –uno de los principales productos básicos que Pekín acordó comprar– reflejan la preocupación por una demanda más débil de la segunda economía más grande del mundo. La soja comercializada en Chicago cambió poco después de nueve días consecutivos de caídas, la racha perdedora más larga desde julio de 2014.
El número de muertes por el brote de coronavirus aumentó a más de 360 y el total de casos confirmados alcanzó casi 17.400, y Filipinas reportó la primera muerte fuera de China.
En medio de la agitación, los funcionarios chinos están evaluando si el objetivo para el crecimiento económico de este año debería suavizarse como parte de una revisión más amplia de cómo los planes del gobierno se verán afectados por el brote mortal del virus, según un informe diferente de Bloomberg el lunes.
Por su parte, Estados Unidos no ha visto ningún efecto importante en su economía debido a la epidemia, dijo el asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, la semana pasada.
“Esto es principalmente un problema de salud pública y, por supuesto, la pandemia está en China, no en Estados Unidos”, dijo Kudlow el jueves en una entrevista en Fox Business Network. “En lo que respecta a la economía, no vemos impacto significativo”.
Cuando se le preguntó si el virus le dará más influencia a Estados Unidos en la segunda fase de las discusiones comerciales con el país asiático, Kudlow dijo que el brote está “completamente separado del comercio, el empleo y todo lo demás”.
“Esta es una cuestión de ayudarlos si podemos, ofreciendo nuestra ayuda, comprometiéndonos con ellos, es un esfuerzo humanitario de nuestra parte, nada que ver con las rivalidades económicas”, dijo.