El nuevo coronavirus ha contagiado a 2 millones de personas en todo el mundo, un macabro hito que deja al descubierto la dificultad de tratar de contener el letal patógeno.
Lo que comenzó como una misteriosa enfermedad similar a la neumonía en Wuhan, China, a fines del año pasado se transformó en una crisis sanitaria mundial que ha amenazado tanto a los sistemas de salud como a las economías.
El virus tardó alrededor de cuatro meses en contagiar a 1 millón de personas y solo 12 días para que ese número se duplicara. Es probable que la cifra total de casos hoy sea incluso superior a 2 millones, ya los países, incluido Estados Unidos, someten a prueba solo a una parte de sus poblaciones.
El virus, que causa el COVID-19, en algunos casos puede propagarse fácil y silenciosamente. Las personas pueden transmitirlo a otros incluso antes de enterarse de que están contagiados, o sin llegar a presentar nunca tos o fiebre, las características distintivas de la enfermedad.
Los casos en EE.UU., que ahora superan los 600.000, han hecho que las cifras de otros países parezcan pequeñas. Brotes en las principales áreas metropolitanas, como Nueva York, Seattle y Detroit, han dejado miles de víctimas fatales y han paralizado la vida estadounidense en muchas regiones.
Italia y España, epicentros de la enfermedad en Europa, continúan luchando contra brotes que han arrasado ciudades y provocado cuarentenas a nivel nacional. Los casos en Singapur están aumentando después de meses de contención exitosa.
Alrededor del mundo, el virus ha cruzado todos los ámbitos de la vida, para contagiar a todos por igual, desde la élite política y el heredero al trono británico, el príncipe Carlos, hasta empleados de supermercados, músicos y reclusos.
En el Reino Unido, la condición del primer ministro, Boris Johnson, se agravó tanto que debió ser hospitalizado en cuidados intensivos. Fue dado de alta el 12 de abril.
Las esperanzas de vacunas
Líderes mundiales están buscando formas de controlar el virus para reabrir el comercio y las escuelas. Las pruebas podrían presentar una forma de identificar y aislar a los contagiados antes de que infecten a otros. A largo plazo, los líderes tienen sus esperanzas puestas en el desarrollo de una vacuna.
Hay cerca de 70 posibles vacunas en desarrollo a nivel mundial, y tres de ellas ya se están probando en humanos, según la Organización Mundial de la Salud. No obstante, funcionarios de salud advierten que podría pasar al menos un año antes de que alguna esté lista.
La tensión entre controlar el virus y reabrir la economía es quizás más evidente en EE.UU., donde el presidente Donald Trump regularmente expresa su frustración en las conferencias de prensa diarias. La administración actualmente recomienda practicar el distanciamiento social hasta finales de abril.
Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del país, ha planteado la posibilidad de que sectores de EE.UU. puedan comenzar a flexibilizar las restricciones en mayo. Preocupaciones sobre un posible rebrote si los gobiernos toman medidas para volver a la normalidad demasiado rápido abruman a muchos líderes.
“Evidentemente, siempre existe la posibilidad -a medida que nos acercamos al próximo otoño y al comienzo del invierno-, de que podamos experimentar un rebrote” del virus, dijo Fauci el 12 de abril.