La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, dijo que no permitirá que la política monetaria se vea limitada mientras lucha por apoyar la recuperación económica de la eurozona tras la crisis del coronavirus.
Dijo que el banco central actualmente espera gastar el monto total de su programa de compra de bonos pandémicos, en aparente contraste con algunos formuladores de políticas, incluida Isabel Schnabel, miembro de la junta ejecutiva, quien recientemente dijo que ir tan lejos podría no ser necesario.
Lagarde también insistió en que los funcionarios continuarán dirigiendo las compras hacia los países que más necesitan apoyo durante la pandemia, como Italia. Este es un problema que ya está causando consternación entre algunos formuladores de políticas a quienes preocupa que se pueda pensar que el banco central está violando las leyes que le prohíben financiar directamente a los Gobiernos.
Los rendimientos de los bonos italianos a 10 años cayeron a un mínimo de cuatro meses cuando Lagarde hizo esa promesa y expresó su expectativa de que se aprobara un mecanismo de recuperación de la Unión Europea.
La líder del BCE habló después de que su Consejo de Gobierno acordara el jueves mantener su programa de bonos sin cambios en 1,35 billones de euros (US$1,5 billones) y la tasa de depósito en -0,5%.
“Sigue siendo necesario un amplio estímulo monetario”, dijo a periodistas en Frankfurt. “El Consejo de Gobierno sigue plenamente comprometido a hacer todo lo necesario dentro de su mandato para apoyar a todos los ciudadanos de la eurozona en estos tiempos extremadamente difíciles”.
Ante casos de coronavirus contenidos en la mayoría de Europa y la reapertura de las economías, los funcionarios tienen tiempo para juzgar si la recuperación será sostenida.
No obstante, el panorama sigue siendo frágil y depende mucho de si los líderes de la UE pueden resolver sus diferencias sobre su innovador fondo de recuperación de 750.000 millones de euros cuando se reúnan el viernes en Bruselas.
Lagarde dijo que es importante que los líderes “acuerden rápidamente” un paquete.
“Mi sensación es que un gran número de líderes son conscientes de la importancia de no perder tiempo”.
Si bien los formuladores de políticas del BCE han comenzado a parecer un poco menos pesimistas sobre el repunte en las recientes apariciones públicas, siguen desconfiando de otro aumento en las infecciones, un riesgo que sale a relucir por brotes locales en algunas regiones y un resurgimiento en EE.UU.
También advirtieron que el camino para regresar a los niveles de actividad anteriores a la crisis será arduo, marcado por un mayor desempleo y bancarrotas que podrían aumentar considerablemente cuando finalicen los programas de ayuda del Gobierno. Los países tendrán que definir cómo lidiar con las enormes cargas de deuda que están acumulando.
Una encuesta reciente del BCE mostró nerviosismo en las instituciones financieras ante las perspectivas económicas y se preparan para endurecer considerablemente los estándares de préstamos, lo que podría frenar el crecimiento.
La mayoría de los economistas encuestados por Bloomberg esperan que se agreguen otros 500.000 millones de euros al programa de compras pandémicas para fines de este año.
La semana pasada, la Comisión Europea proyectó una contracción económica de casi 9% para la eurozona este año, en línea con la evaluación del BCE de junio. También advirtió que las naciones del sur de Europa, incluidas Italia y España, enfrentan un impacto mucho mayor que los países del norte como Alemania.
Lagarde respaldó esa opinión.
“Antes del golpe del covid-19, ya había divergencia y un grado de divergencia entre los Estados miembros”, dijo. “Existe el riesgo de que la divergencia persista, lo que debería evitarse. Por eso acogemos el fondo de recuperación”.