Al igual que millones de padres, obedientemente llevé a mis hijos a ver "Frozen 2" el mes pasado, sin muchas expectativas. Sin embargo, semanas después, no solo sigo tarareando "Mucho más allá". También me me pregunto si la compañía que creó al Pato Donald se ha volcado a la charlatanería médica.
Me explico. El tema recurrente de "Frozen 2" es que el agua tiene memoria. Esta idea aparece una y otra vez en toda la película, desde la primera canción —la canción de cuna "Mil memorias" ("donde se unen viento y mar, un río lleva mil memorias que hay")— hasta el predeciblemente sentimental final.
A primera vista, esto no tiene nada de inusual; después de todo, se trata de una película cuyos personajes son una bruja de hielo, un muñeco de nieve parlanchín y un hombre que básicamente puede leerle la mente a su reno. Lo que me parece sospechoso, sin embargo, es una escena en la que Olaf (el muñeco de nieve) entretiene a sus amigos con una trivia científica: el agua tiene memoria, las tortugas respiran por sus traseros, los hombres tienen seis veces más posibilidades que las mujeres de ser golpeados por un rayo, y los excrementos de los tejones australianos son cuadrados. Todas estas aseveraciones son razonablemente precisas, excepto la de la memoria del agua. Para empeorar las cosas, Olaf de hecho insiste en que "muchos no están de acuerdo, pero es verdad".
La lección de Olaf parece apoyar la homeopatía, un sistema de medicina alternativa que se basa en la idea de que el agua "recuerda" los efectos de las sustancias que estuvieron disueltas en ella previamente. De hecho, los homeópatas creen que entre más diluida esté la tintura madre —la solución original que contiene los ingredientes activos— en agua, más potente se vuelve. Este principio contradictorio de "menos es más" es la fuente del chiste tonto sobre el paciente que olvidó tomar su medicina homeopática y murió de sobredosis.
Para dar un ejemplo concreto, en EE.UU. se vende un remedio homeopático para los síntomas de la gripe, Oscillococcinum, cuyo factor de dilución es "200C". Esto significa que la tintura madre fue diluida 200 veces por un factor de cien, lo cual da un factor de dilución de 10 a la 400 potencia, es decir, 1 seguido de 400 ceros. Muchos relatos homeopáticos explican cuán diluida está la solución a través de analogías pintorescas, pero es un ejercicio inútil porque el siguiente factor no está en duda: es muy poco probable que Oscillococcinum y los remedios homeopáticos con la misma dilución contengan una sola molécula de sus ingredientes activos.
El segundo principio importante de la homeopatía es "igual cura igual": para curar una enfermedad, utilice una sustancia que cause síntomas similares en una persona sana. El contacto con la hiedra venenosa, por ejemplo, causa picazón, quemaduras y yagas; los homeópatas creen que puede curar el herpes, el eczema y la artritis —luego de ser debidamente diluida, por supuesto—. Otras sustancias utilizadas para crear remedios homeopáticos son mucho más perturbadoras, como Excrementum Caninum (excremento de perro), Ambra Grisea (secreción intestinal de cachalote) y, notoriamente, Murus Berlinens (pedazos del verdadero Muro de Berlín).
Los principios gemelos de la homeopatía fueron formulados por su fundador, el médico alemán, Samuel Hahnemann, a principios del siglo XVIII. Descubrió el principio de "igual cura igual" cuando consumió quina —utilizada para tratar la malaria— estando sano y notó que causa síntomas similares a los de la malaria. Hoy en día entendemos con precisión el mecanismo por el que la quina combate la malaria, y no tiene nada que ver con las ideas de Hahnemann.
Los orígenes de "menos es más" son un poco más misteriosos. Hahnemann necesitaba diluir sus remedios, dado que algunos se basaban es sustancias venenosas. Aseguraba que aunque la dilución elimina los efectos secundarios perjudiciales del remedio, convenientemente incrementaba su potencial curativo. Si vamos a aceptar la homeopatía, también debemos aceptar que Samuel Hahnemann descubrió no una, sino dos leyes fundamentales de la naturaleza pensando con el deseo. Eso no es ciencia, es profecía.
Es por eso que no debería sorprender que los numerosos intentos para probar rigurosamente la eficacia de la homeopatía no hayan podido establecer que los remedios homeopáticos sean algo más que placebos. En 2015, el Consejo de investigación en medicina y salud nacional de Australia concluyó que "no existen condiciones de salud con evidencia confiable de que la homeopatía es efectiva". Un informe publicado por el Servicio nacional de salud del Reino Unido en 2017 concuerda inequívocamente con los hallazgos del consejo australiano. A principios de este año, un informe conjunto entre la Academia nacional de medicina y la Academia nacional de farmacia de Francia llegó a la misma conclusión, por lo que el gobierno francés anunció que dejará de reembolsar los tratamientos homeopáticos en 2021.
Estos estudios aseguran que no hay evidencia de que la homeopatía funcione, no que hay evidencia de que no funciona. Eso se debe a que es muy difícil probar algo negativo. Dicho esto, cuando ocurre un verdadero descubrimiento médico, la evidencia de su eficacia es abrumadora. Por ejemplo, Edward Jenner descubrió las vacunas en 1976, por la misma época en que Hahnemann fundó la homeopatía. La respuesta del establecimiento médico europeo a la idea radical de Jenner fue en esencia "sí, muy bien"; pocos años después, las vacunas estaban salvando innumerables vidas.
Pese a todo esto, la popularidad de la homeopatía sigue creciendo en todo el mundo. En EE.UU., aproximadamente 5 millones de adultos y un millón de niños utilizaron remedios homeopáticos en 2012, muchos más que en 2007. De acuerdo con un informe de 2007, el mercado de la homeopatía en India estaba creciendo a una tasa de 25% al año, más de 100 millones de indios confiaban exclusivamente en la homeopatía para el cuidado médico y el país tenía cerca de 250.000 homeópatas registrados. Encuestas recientes demuestran que el 77% de los franceses y el 17% de los italianos han tomado remedios homeopáticos.
El problema es que muchos consumidores de la homeopatía no son conscientes de lo que están obteniendo. Resulta que luego de entender lo que significa "200C" en la etiqueta de Oscillococcinum, "la mitad de los adultos [estadounidenses] aseguran sentirse menos favorables a los medicamentos homeopáticos de venta directa en general". Por eso es importante promover el conocimiento público de estos hechos. Con "Frozen 2", Disney ha hecho exactamente lo opuesto, ya sea intencionalmente o no. En cualquier caso, la compañía lleva mucho tiempo en el negocio de crear mundos de fantasía que suelen ser maravillosos. Sin embargo, no podemos darnos el lujo de vivir en uno.
(*) El autor es profesor de la Universidad Carnegie Mellon (EEUU), reconocido por su investigación en inteligencia artificial y ciencias de la computación teórica