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El peligro y placer de conducir un auto de 3 ruedas de US$80.000

Nadie necesita un vehículo de tres ruedas.

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Nadie necesita un vehículo de tres ruedas.

Para aquellos que quieren la emoción de viajar por un camino abierto las motocicletas y los sidecares son suficiente. En el caso de los que buscan pragmatismo, seguridad, diseño y compromiso al conducir, un auto tradicional viene muy bien.

No obstante, si lo que pretende es diferenciarse, es decir, si quiere algo que refleje su estilo peculiar o piensa unirse a un número circense, un vehículo de tres ruedas puede ser la respuesta.

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De hecho, la máquina considerada como el primer automóvil especialmente diseñado tenía solo tres ruedas. Fue desarrollado por Karl Benz (más tarde de Mercedes-Benz) y fabricado en 1885. Otros, como el Butler Petro Cycle, siguieron su senda a fines de los años 1890 y principios de los 1900. Algunos tenían dos ruedas delante (para una mejor aerodinámica) y una detrás; otros tenían una rueda delante y dos detrás (menos costosa y más simple en cuanto a la ingeniería, pero con menor estabilidad).

Los Morgans de primera producción, por ejemplo, se fabricaron a partir de 1910. Eran máquinas simples y de un solo asiento dirigidas con un timón y con un motor monocilíndrico de 4 caballos de fuerza o uno bicilíndrico en V de 8 caballos de fuerza. Conocidos como Runabouts, no fueron un éxito comercial porque no tenían un segundo asiento práctico.

Sin embargo, eso no ha desalentado a las compañías a la hora de introducir nuevos modelos en la actualidad.

El Venice Speedster de Vanderhall viene con un potente motor turboalimentado, pero tiene un solo asiento. Polaris comenzó a desarrollar uno llamado Slingshot, que parece salido de algún delirio febril, y Morgan volvió a las 3 ruedas y esta vez, de manera inteligente, con dos asientos.

Debo admitir que estuve escéptico cuando se me asignó por primera vez la tarea de probarlos todos. Nunca había conducido un vehículo motorizado de tres ruedas y sus aspectos extravagantes no van con mi estilo personal.

Sin embargo, me sorprendió. Después de un día completo conduciéndolos, descubrí que cada uno tiene sus propias fortalezas.

El Vanderhall de US$27.000 sobresale mientras avanza a unos 145 kilómetros por hora por las carreteras de California, sorteando con agilidad las curvas a cualquier velocidad. Su transmisión automática de seis velocidades y motor fabricado por General Motors lo hacen confiable y fácil de conducir. Viene con calentadores de asiento y Bluetooth e incluso tiene espacios de almacenamiento dentro de la cabina, aunque no sugiero dejar cosas sueltas ahí ya que pueden quedar atrapadas bajo los pedales, lo que puede ser peligroso.

El Slingshot lo acerca más a una experiencia de manejo en cuatro ruedas y cuenta con la mayor tecnología, incluidas cámaras de respaldo, control de tracción, portavasos y una radio, entre otras cosas. Si bien el que cuesta un poco menos de US$29.000, con un precio inicial de US$19.000 es el más asequible de todos.

También se siente como un auto al subir, con su gran altura de marcha y sus asientos gruesos y lujosos con respaldos en ambos lados para sujetarte. Su transmisión manual de cinco velocidades se combina con un motor de 173 caballos de fuerza y cuatro cilindros fabricado por GM y sistemas de control de tracción. Su radio de giro y velocidad máxima superan al resto de los vehículos probados.

El Morgan de US$80.000 es tan hermoso en la carretera como cautivante de conducir. Con una caja de cambios de cinco velocidades construida por Mazda y unos 80 caballos de fuerza, lo lleva de vuelta a los mejores tiempos del automovilismo.

Cada Morgan de 3 ruedas se construye a mano durante cientos de horas en Worcestershire, Inglaterra. Vienen en una docena de colores o uno de su propio diseño. Los hermosos detalles de los instrumentos del tablero, la cuidadosa costura de los asientos de cuero y la intrincada elaboración del motor bicilíndrico en V en la parte delantera del automóvil cautivan desde todos los ángulos. También cuenta con calentadores de asientos y un capó a cuadros.

Algo a tener en cuenta: el embrague es superligero y alto, no tiene dirección asistida y los frenos son de madera y imprecisos, como se esperaría de cualquier automóvil de época. De todos modos, para el verdadero entusiasta de la conducción todo eso eleva su encanto. El Morgan de 3 ruedas es una delicia.