Hay muchas nubes negras que oscurecen la economía y el mercado de valores de Sudáfrica. Sin embargo, Morgan Stanley sostiene que las recompensas potenciales para los inversionistas significan que vale la pena el riesgo que se corre con las acciones del país.
Sudáfrica se beneficia de su comercio relativamente alto con Asia y es el país más estrechamente vinculado a China entre las regiones de Europa oriental, Medio Oriente y África. Se considera que está liderando un repunte en los mercados emergentes este año, según indicaron en un informe Marina Zavolock, Regiane Yamanari y Mary Curtis, analistas de Morgan Stanley.
Las acciones negociadas en Johannesburgo se han rezagado con respecto a sus pares de mercados en desarrollo en 2019, en parte reflejando una salida de los inversionistas extranjeros. Los extranjeros han sido vendedores netos de aproximadamente US$2.300 millones en acciones sudafricanas este año hasta el 13 de marzo, la mayor cantidad para este período desde que Bloomberg comenzó a rastrear los datos en 1998. Las lecturas económicas también han sido pésimas; la última reflejó un desplome en la confianza empresarial al punto más bajo en dos años, según registro del miércoles.
Morgan Stanley dice que los inversionistas son cada vez más optimistas. Una encuesta reciente indicó que los inversionistas de capital extranjero tienen más probabilidades de agregar acciones sudafricanas que de reducirlas en los próximos seis meses. Si bien los datos económicos siguen siendo débiles, las expectativas de los administradores de dinero ya están por debajo del consenso. Además, las elecciones del 8 de mayo podrían marcar un punto de inflexión para el desempeño dado que el presidente, Cyril Ramaphosa, tiene contemplado revivir una economía destruida durante el gobierno de su predecesor Jacob Zuma.
"La percepción general es que Cyril Ramaphosa necesita una victoria decisiva para llevar a cabo reformas estructurales y finalmente eliminar a los ministros alineados con Zuma de su gabinete", escribió Andrea Masia, economista. "Estamos de acuerdo en que una victoria fuerte sería beneficiosa, pero no creemos que las puertas de la reforma estructural se abran repentinamente después de las elecciones".