El estímulo monetario global que evitó que el crecimiento se siguiera desacelerando el año pasado también conlleva potenciales costos en la forma de crecientes riesgos de crecimiento a más largo plazo producto de los “presionados” mercados de activos y los elevados niveles de deuda, indicó el Fondo Monetario Internacional.
Las Perspectivas de la Economía Mundial actualizadas del FMI, que se publicaron la semana pasada, estiman que el crecimiento global en 2019 será de 2,9%, por debajo del 3,6% del año pasado. El crecimiento habría sido medio punto porcentual más bajo sin el estímulo monetario, incluidos los recortes de tasas de interés de la Reserva Federal y las compras de bonos del Banco Central Europeo, señaló el martes Tobias Adrian, director del Departamento de Asuntos Monetarios y Mercados Financieros del FMI, en una publicación de blog escrita junto con el subdirector del departamento, Fabio Natalucci.
“Sin embargo, desde una perspectiva a más largo plazo, la flexibilización de las condiciones financieras mundiales -tan tardía en el ciclo económico- y la sostenida acumulación de vulnerabilidades financieras -incluido el aumento de las valoraciones de activos a niveles exagerados en algunos mercados y países, el incremento de la deuda y los grandes flujos de capital hacia los mercados emergentes- podrían amenazar el crecimiento a mediano plazo”, escribieron Adrian y Natalucci.
Los expertos se refirieron al aumento de las tasas de incumplimiento en el mercado de alto rendimiento de Estados Unidos, así como en los mercados de bonos corporativos chinos, junto con algunos casos en los que la deuda de los mercados emergentes “cotiza a niveles perturbadores”, sin duda, sin señales de consecuencias hasta ahora”. El uso de herramientas como el amortiguador de capital anticíclico “ahora es primordial para evitar que las vulnerabilidades pongan en riesgo el crecimiento en el mediano plazo”, dijeron los autores.
El fondo prevé un crecimiento para 2020 de 3,3%. Se aprecia que la perspectiva de la semana pasada, si bien recortó la proyección global, indica cierta esperanza, señalando que los riesgos están “menos sesgados” hacia los resultados negativos.