A menos de un mes desde el inicio de su presidencia, las fuerzas armadas parecen figurar como uno de los inesperados ganadores del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El político de izquierda está llevando a la fuerza armada mexicana hacia un papel más importante en la vida pública, desde la lucha contra el robo de combustible hasta la construcción de un aeropuerto en la capital.
El gobierno dijo el jueves que está desplegando cerca de 4.000 tropas del ejército y la marina para proteger 58 instalaciones estratégicas del gigante estatal Pemex y así avanzar en su esfuerzo por acabar con un negocio del contrabando de gasolina que ha causado pérdidas de más de 147.000 millones de pesos mexicanos (US$7.460 millones) en los últimos tres años.
Además de utilizar a las fuerzas armadas para reforzar las operaciones de Pemex, AMLO, como se conoce al presidente, también ha propuesto cambios en la constitución para otorgar mayor poder a las fuerzas armadas en la vigilancia de las calles de México a través de la creación de una guardia nacional compuesta por miembros del ejército, la armada y la policía federal. Además, las fuerzas armadas estarán a cargo de la construcción de un aeropuerto alternativo en Ciudad de México después de que la nueva administración se comprometiera a cancelar el proyecto Texcoco de US$13.000 millones a pesar de que una tercera parte ya está construida.
AMLO defendió el papel de las fuerzas armadas en la construcción del aeropuerto de Santa Lucía diciendo que las tierras para el proyecto pertenecen a la Secretaría de la Defensa Nacional y se mantendrán así después de la construcción.
"Su sistema de construcción del ejército es de los mejores del país", dijo el viernes por la mañana en su conferencia de prensa. "Construyen carreteras y construyen hospitales y escuelas, siempre".