La gravedad de la acusación sobre la causa de un misterioso agujero en una nave espacial rusa Soyuz que está atracada en la Estación Espacial Internacional (ISS, por su sigla en inglés) no dejó a nadie indiferente.
El diario Kommersant, citando a un alto funcionario no identificado de Roscosmos, informó el miércoles que la principal teoría entre los investigadores de la agencia espacial rusa era que astronautas estadounidenses habían perforado el agujero para acelerar el regreso a la Tierra de un colega enfermo.
El titular de Roscosmos, Dmitry Rogozin, recurrió a las redes sociales en cuestión de horas con una respuesta airada que no negaba mucho la primicia del periódico ruso.
"La propagación de conjeturas y rumores sobre lo que sucedió en la ISS no ayuda al trabajo de los expertos de @roscosmos y tiene como objetivo socavar la relación entre colegas dentro del colectivo de la estación espacial", tuiteó Rogozin. "Antes de que se complete el trabajo de la comisión especial, cualquier acusación que haga referencia a ’fuentes’ es inaceptable".
Scott Kelly, astronauta estadounidense retirado que comandó tres expediciones a la ISS, tuvo una respuesta más sucinta a las acusaciones. "Absolutamente absurdo", dijo a Bloomberg.
El agujero de dos milímetros se detectó por primera vez el 29 de agosto, causando lo que la NASA llamó una pequeña pérdida de presión en la cabina. Si bien Roscosmos publicó un video del cosmonauta Sergey Prokopyev a bordo de la ISS que muestra que el agujero fue reparado, el incidente es bochornoso para un programa espacial que ha sufrido numerosos reveses, incluido un lanzamiento fallido en noviembre.
Anteriormente, los medios rusos informaron que la investigación interna sugería que el agujero fue intencionado y hecho por el hombre, mientras que otro informe indicaba que la perforación había sido resultado de un accidente en una planta cerca de Moscú.
Estados Unidos depende de la agencia espacial rusa para transportar astronautas y equipos a la ISS, y paga US$2.600 millones por el uso de cohetes Soyuz desde que la NASA retiró su flota de transbordadores espaciales en 2011. Un informe de la NASA en 2016 indicó que EE.UU. destinaría US$950 millones para comprar 12 asientos para miembros de la tripulación en 2017 y 2018.
Compañías privadas como Space Exploration Technologies Corp., de Elon Musk, y Boeing Co. están desarrollando una nave tripulada que podría poner fin a la dependencia de EE.UU. de Rusia para cuando expire el acuerdo el año próximo.