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La guerra arancelaria afectará más a los estadounidenses que a los chinos

La disputa comercial entre los dos titanes económicos del mundo encarecerá decenas de productos cotidianos para los consumidores estadounidenses, pero a miles de kilómetros sus pares chinos podrían evitar buena parte del dolor. Galería de fotos

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La disputa comercial entre los dos titanes económicos del mundo encarecerá decenas de productos cotidianos para los consumidores estadounidenses, pero a miles de kilómetros sus pares chinos podrían evitar buena parte del dolor.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, estaría tratando de imponer aranceles contra US$200.000 millones de importaciones chinas una vez que se cumpla el jueves el plazo para la participación pública. La medida –la mayor tomada hasta ahora en el conflicto con China- llega al corazón de las familias estadounidenses al correrse el riesgo de incrementos de precios de elementos cotidianos desde refrigeradores y freezers hasta cubiertos y toallas.

Pekín ha asegurado que tomará represalias, pero los blancos que ha elegido y el hecho de que las importaciones de China de productos estadounidenses son una ínfima parte de sus exportaciones, hace que el mayor mercado de consumo del mundo esté en buena medida protegido de la disputa.

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La respuesta del país de imponer aranceles a US$60.000 millones de importaciones procedentes de EE.UU. se concentra en componentes para manufactura, productos químicos e instrumentos médicos. Muchos de los productos terminados estadounidenses que gravará el gobierno chino no son de consumo masivo: yates, fustas y barbas postizas.

En su mayor parte lo absorberán las empresas chinas, no los consumidores”, dijo Larry Hu, un economista en Hong Kong de Macquarie Securities Ltd. “El impacto directo es muy pequeño”.

Las diferencias entre las listas de aranceles elaboradas por EE.UU. y China reflejan los desequilibrios comerciales entre ambos países. Las importaciones de EE.UU. procedentes de China ascendieron a unos US$505.000 millones en 2017, en buena medida en productos electrónicos, muebles y ropa. Sólo US$130.000 millones de productos, entre ellos soja, aviones, maquinaria y plásticos hicieron el camino inverso, lo que refleja el papel de China como centro manufacturero, según cifras de EE.UU.

Nuevos datos difundidos el miércoles mostraron que el déficit de productos de EE.UU. con China en los siete meses hasta julio de este año se amplió alrededor de 8 por ciento, a US$234.000 millones, respecto de igual período de 2017.

La diferencia de flujo comercial ayuda al presidente Xi Jinping a proteger a los consumidores chinos del conflicto, en parte porque, en comparación, tiene menos importaciones estadounidenses que gravar. Pero si Trump impone aranceles a US$200.000 millones de importaciones chinas, a los hogares estadounidenses les resultará difícil salir ilesos. Trump ha amenazado con imponer aranceles a aún más productos chinos si Pekín toma represalias.

Sin duda los consumidores chinos podrían experimentar consecuencias menos directas de los aranceles a través del costo de los alimentos. China impuso en julio aranceles a una serie de productos agrícolas estadounidenses, entre ellos soja, maíz y sorgo, usados para alimentar cerdos en el mayor país productor porcino del mundo.

La combinación de esos gravámenes a US$50.000 millones de importaciones procedentes de EE.UU., y los US$60.000 millones que están en consideración, podrían elevar el costo de las compras si las compañías manufactureras y de alimentos trasladan los costos a los consumidores, según economistas de Morgan Stanley. El aumento de los precios al consumidor podría ser de 0,3 puntos porcentuales, dijeron en un informe del 3 de septiembre. China ha indicado también que buscará alimento para sus cerdos en otra parte.