Un repunte en los precios de los alimentos en América Latina está potenciando la miseria en las familias más pobres afectadas por la pandemia de coronavirus y una mayor posibilidad de disturbios sociales.
Los costos de alimentos y bebidas superaron la inflación general en Brasil, México, Chile y Colombia el mes pasado, incluso cuando otros productos y servicios tuvieron aumentos de precios más lentos o incluso se tornaron más baratos.
En Brasil, la comida representó la mayor fuente de presión de precios en abril, cuando la tasa general de inflación tuvo su mayor caída en 22 años. En México, los precios de los alimentos aumentaron más aun cuando todo el índice cayó al ritmo más rápido desde al menos 1969.
“El aumento en los precios de los alimentos me preocupa mucho”, escribió Jonathan Heath, miembro de la junta del banco central de México, en Twitter el jueves. “Es el componente de la inflación que más afecta a los segmentos menos afortunados de la sociedad, así como a aquellos que han perdido sus empleos”.
Las cuarentenas, destinadas a frenar el virus, han tensado las cadenas de suministro de alimentos y al mismo tiempo provocado algunas compras de pánico de consumidores preocupados. Los suministros de alimentos en los centros de distribución colombianos cayeron 16% en la primera quincena de abril, lo que probablemente explica los precios más altos, dijo Luis Fernando Mejía, jefe de un grupo de expertos de Fedesarrollo, con sede en Bogotá, en una respuesta escrita a las preguntas. En barrios pobres de Bogotá, las familias han atado telas rojas en sus ventanas para indicar que tienen hambre, mientras que la vecina Venezuela ha sido afectada por disturbios alimentarios en las últimas semanas.
Inseguridad alimentaria
En Centroamérica y el Caribe, la inseguridad alimentaria es una amenaza mayor que el virus en sí, según un informe del 29 de abril de la consultora de riesgos Maplecroft.
“La enfermedad, las interrupciones y demoras en el transporte, y las medidas de cuarentena que limitan el movimiento de los trabajadores se combinan para interrumpir el suministro de alimentos, forzando los precios al alza e intensificando el riesgo de disturbios”, escribieron Jimena Blanco, Victoria Gama y Mariano Pablo Machado, analistas de Maplecroft. “Los aumentos de los precios de los alimentos combinados con la presencia de una gran fuerza laboral informal y la pobreza generalizada aumentarán el riesgo de saqueos y disturbios civiles en Centroamérica y el Caribe, incluso mientras existan órdenes de cuarentena”.
Es poco probable que los bancos centrales de toda la región reaccionen a un aumento temporal en los costos de los alimentos, ya que una demanda débil significa que el aumento probablemente no se extenderá a otros precios, dijo Felipe Hernández, economista para América Latina de Bloomberg Economics.