Los suecos nunca han durado tanto tiempo sin un gobierno formal.
Desde que las elecciones del 9 de septiembre no arrojaron un ganador claro, los principales políticos del país no han podido llegar a un acuerdo sobre una coalición viable. Ahora, la pregunta es si las nuevas conversaciones en las próximas semanas tendrán más éxito. De lo contrario, Suecia tendrá que celebrar otras elecciones.
Después de hablar con los principales líderes del partido el último día laborable de 2018, el presidente del parlamento subrayó su petición de que se forme un nuevo gobierno antes del 23 de enero. De lo contrario, deberán ir nuevamente a las urnas. El portavoz, Andreas Norlen, ya ha denominado ese resultado como un "gran fracaso" que dañaría la democracia sueca.
Detrás del estancamiento está la popularidad de los demócratas suecos nacionalistas. El Partido, que tiene raíces neonazis y ha coqueteado con la idea de sacar a Suecia de la Unión Europea, obtuvo casi una quinta parte de la votación en septiembre. Dado que ninguno de los dos bloques políticos establecidos quiere trabajar con los demócratas de Suecia, nadie parece capaz de averiguar cómo obtener suficientes escaños en el parlamento para gobernar.
Mientras tanto, las encuestas sugieren que los demócratas de Suecia solo han ganado popularidad desde las elecciones de septiembre.
La única forma de avanzar ahora es si uno o más de los partidos políticos "cede en sus asuntos centrales para cerrar la gran brecha entre ellos", dijo SEB, uno de los bancos más grandes de Suecia, en un informe el 28 de diciembre.
La situación es altamente inusual para el país, que generalmente es conocido por su estabilidad política y donde los gobiernos han tendido a formarse en menos de una semana.
Por ahora, los mercados han manejado el punto muerto con ecuanimidad. SEB dice que incluso unas elecciones rápidas probablemente tendrían "un impacto limitado".
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