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Templeton pende de un hilo ante pago de depósitos venezolanos

Franklin Templeton y otros inversionistas en oscuros depósitos petroleros venezolanos están a punto de perder su última esperanza de un pago programado.

Venezuela's oil basket is at its lowest in two decades
Venezuela's oil basket is at its lowest in two decades |

Franklin Templeton y otros inversionistas en oscuros depósitos petroleros venezolanos están a punto de perder su última esperanza de un pago programado.

Se supone que las letras de cupón cero, vendidas hace tres décadas, deberían pagar su última cuota bianual hoy. Por supuesto, eso no sucederá.

Es probable que el Gobierno de Venezuela afirme que la caída en sus ingresos petroleros libera a la nación de cualquier obligación sobre los valores. No obstante, el régimen de Nicolás Maduro, que comenzó a omitir los pagos de los valores en abril de 2018, había confirmado que cumpliría con la deuda esta vez, según personas familiarizadas con el asunto. La idea era desarrollar un sentimiento de buena fe con los acreedores, con la esperanza de convencer a la administración Trump de aliviar las sanciones venezolanas, dijeron.

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Esas probabilidades se desvanecieron el mes pasado después de que Estados Unidos acusó a Maduro de narcotráfico, ofreciendo una recompensa de US$15 millones por información que conduzca a su arresto. Entretanto, la pandemia de coronavirus redujo la prioridad de las letras tanto para funcionarios venezolanos como para sus homólogos de Wall Street.

La división de inversiones de Templeton, con sede en Londres, es uno de los mayores tenedores de depósitos petroleros, según personas familiarizadas con el asunto. Otros incluyen a Morgan Stanley, Fidelity Inverstments y West Virginia Investment Management Board, según datos compilados por Bloomberg. Representantes de Templeton y Fidelity declinaron hacer comentarios, mientras que funcionarios de Morgan Stanley, WVIMB y el Ministerio de Economía y Finanzas de Venezuela no respondieron a las solicitudes de comentarios.

Inicialmente, las obligaciones de pago indexadas al petróleo fueron un gran éxito. Emitidas como parte del llamado Plan Brady en 1990, las notas comenzaron a devengar pagos en abril de 1996, hecho que Venezuela promocionó en las páginas posteriores del Financial Times.

Hubo solo un problema técnico en 2004, después de que el Gobierno de Hugo Chávez despidió a ejecutivos en huelga de la estatal Petróleos de Venezuela. El caos resultante significó que los precios necesarios para calcular los pagos no estaban disponibles, lo que provocó un incumplimiento temporal. Pero el Gobierno reanudó los pagos poco después, ya que sus exportaciones de petróleo se dispararon a un récord, y en julio de 2008, la canasta petrolera de la nación había alcanzado un máximo histórico de US$126 por barril.

Ha sido un camino lleno de baches en los últimos años, ya que la mala gestión del Gobierno, la corrupción y los precios más bajos de los productos básicos han dejado a la industria petrolera del país en caída libre. Venezuela pagó los valores por última vez en octubre de 2017, cuando el monto adeudado ascendía a US$74 millones. La canasta petrolera de la nación se ha desplomado a solo US$13,74 por barril, la más baja desde junio de 1999, según el Ministerio de Petróleo.

Al igual que la mayoría de los US$60.000 millones en bonos venezolanos en incumplimiento, cualquier disputa legal por pagos atrasados probablemente será larga. EE.UU. reconoce al líder de la oposición, Juan Guaidó, como jefe de Estado, pero Maduro aún controla PDVSA y los Ministerios de Petróleo y Finanzas en Caracas. Las sanciones prohíben que los inversionistas estadounidenses negocien con la mayoría del círculo íntimo de Maduro.