Es temporada de graduación en Estados Unidos y los campus universitarios enfrentan un problema con la purpurina, también conocida como brillantina o escarcha. Los graduados de la Universidad de Texas A&M van en masa a los lugares más pintorescos del campus para posar y tomarse fotos bajo una lluvia de pedacitos de plástico brillante. El colorido desorden posterior es casi imposible de limpiar y amenaza con llegar al río White Creek, señaló Joseph Johnson, gerente de The Gardens, un nuevo centro educacional al aire libre. "Al caminar por The Gardens, recojo purpurina constantemente", explicó Johnson. "Es un problema en todo el campus".
La purpurina se cnonvirtió en una sensación en las redes sociales, impulsada por sitios web para compartir imágenes como Instagram y Pinterest. Se producen cerca de 10.000 toneladas cada año, según el fabricante británico Ronald Britton. Utilizados de formas cada vez más creativas, los trocitos brillantes de plástico aportan un brillo extra a fotos, manualidades, cosméticos e incluso a la pintura de los automóviles. Muchos buscan sorprender con barbas, lenguas u otras partes del cuerpo cubiertas del producto.
El problema es que todo ese brillo no es precisamente algo bueno. Tan pronto aterriza en el suelo se convierte en basura, lo que contribuye a una creciente crisis de contaminación con plásticos que amenaza la salud de la vida silvestre y los océanos del mundo. "Es un problema realmente difícil de limpiar", afirmó Kate Melges, activista sénior sobre los océanos de Greenpeace. "Es un peligro para nuestra salud y vida marina. ¿Es verdaderamente necesario? En realidad no", indicó.
La contaminación con purpurina se agudiza en los campus universitarios de todo el país, desde California hasta Carolina del Norte. Grupos de estudiantes y administradores utilizan el hashtag #GlitterIsLitter (la purpurina es basura) en las redes sociales para crear conciencia sobre el daño que causan a nuestro medio ambiente.
La purpurina se fabrica usualmente a partir de láminas de tereftalato de polietileno (PET, por sus siglas en inglés) a las que se agrega una capa delgada de aluminio para su posterior corte en pedazos pequeños. El aluminio representa una pequeña amenaza en materia ambiental, pero el plástico PET puede demorar 1.000 años en disolverse completamente, explicó Tori Miller, profesora de ciencia de materiales en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Hasta entonces, cada trozo de plástico será un peligro para la vida silvestre, añadió.
"Todo el plástico que se ha fabricado todavía existe, lo que es un poco espeluznante", manifestó Miller. Al igual que en el caso de otros microplásticos, definidos como aquellos inferiores a 5 milímetros, no hay forma eficiente de recolectar y reciclar la purpurina y las redes de aguas residuales no logran capturar las piezas pequeñas, detalló Miller.
Los microplásticos componen la mayor parte de los escombros oceánicos, según el National Ocean Service de EE.UU. En la actualidad, los océanos albergan alrededor de 150 millones de toneladas de residuos plásticos, una cantidad que aumenta al menos en 8 millones de toneladas cada año.
No culpe a la purpurina por eso, aseveró Joe Colleran, gerente general de ventas de Meadowbrook Inventions, fabricante de purpurina de Nueva Jersey. Las críticas a la purpurina son solo una distracción frente a fuentes mucho más grandes de contaminación marina, como las botellas de plástico y los envases de golosinas, sostuvo.
Jennifer Hickle Carpenter fotografía graduados de Texas A&M desde 1987 y no le gusta ver la basura que queda luego de otras sesiones de fotos. El lunes por la mañana, vio a los conserjes que intentaban limpiar la purpurina en la entrada del campus, un lugar popular para tomarse fotos de graduación. Las señales de advertencia no parecen ayudar. "La gente no presta atención", lamentó Carpenter. "Comenzó en los últimos cinco años y realmente ha aumentado en el último".
Alternativas sostenibles
Ronald Britton respondió a las críticas con un producto llamado Bioglitter hecho de celulosa derivada de plantas que se biodegrada en el agua. La compañía ha aumentado su capacidad de producción en cinco ocasiones desde que introdujo Bioglitter en 2015 y las ventas se triplicaron el año pasado, informó el director comercial y copropietario de la empresa, Stephen Cotton.
Las ventas de Bioglitter a la industria cosmética ahora superan a los productos más baratos y tradicionales de la compañía y otros mercados siguen los pasos de ese sector, acotó. "El interés se ha disparado", comentó Cotton.