Detectar el peligro es, para lo humanos, algo así como saber oler u olfatear. Aunque parezca un
disparate, un estudio de investigadores estadounidenses reveló que los seres humanos
podemos aprender a olfatear el peligro prestando atención a los cambios sutiles de los
olores.
Los científicos descubrieron que los 12 voluntarios de un estudio que no eran capaces de
diferenciar entre dos olores similares, podían hacerlo fácilmente después de que se les aplicaran
descargas eléctricas al mismo tiempo que percibían uno de los olores.
La investigación estadounidense, publicada en la revista
Science, sugiere que
nuestros antepasados desarrollaron esta la habilidad para mantenerse alejados de los predadores.
Según el doctor Wen Li, de la Facultad de Medicina Feinberg de la
Universidad Northwestern, en Chicago, se trata de una cuestión "evolutiva". Wen
afirma que tenemos una gran sensibilidad a la hora de percibir en el ambiente que nos rodea "algo
que es importante para nuestra supervivencia". Y agrega: "Nos avisa que algo es peligroso y que le
hemos de prestar atención".
En el estudio, los escáneres cerebrales practicados en los voluntarios detectaron, antes y
después de las descargas eléctricas, claras diferencias en un área del cerebro llamada cortex
olfativo.
La doctora Geraldine Wright, de la
Universidad de Newcastle en el Reino Unido, ha llevado a cabo estudios similares
con animales y afirma que, fundamentalmente, el sistema olfativo humano está diseñado de la misma
manera.
Según Wright, la sensibilidad de la nariz de los humanos no es muy inferior a la de otras
especies. "Podemos distinguir una gran cantidad de olores diferentes (...). Si el cerebro ha de
recordar algún detalle para evitar un peligro, lo hará rápidamente", afirma la doctora.
Fuente:
BBC Mundo