La beba más prematura del mundo nació con 280 gramos de peso y sólo 21 semanas y 6 días de gestación. Hoy, a cuatro meses de su nacimiento en los Estados Unidos, Amillia Taylor está por ser dada de alta. Pero más allá de este aparente final feliz, los neonatólogos insisten en que el caso de Amillia es una rareza, porque los bebés tan chiquitos no suelen sobrevivir. Y señalan que pocos tienen en cuenta que es probable que a la beba le aguarde un futuro complicado, dado que los bebés que nacen con tan poco peso suelen tener secuelas graves.
Por eso, un parto de estas características siempre genera un dilema en los médicos y los padres, que deben enfrentarse a la difícil decisión de ayudar al bebé con medidas extremas sin importar las posibles consecuencias, o de dejar que la Naturaleza decida por sí sola.
Avances. Hace 25 años, nadie podía imaginar que un bebé de menos de 27 semanas de gestación (o menos de 1.500 gramos de peso) pudiera sobrevivir. Hoy, gracias al desarrollo de la tecnología y la especialización médica, el pronóstico de los prematuros ha cambiado. “ Entre 1980 y 1995, la neonatología progresó muchísimo y ha ido disminuyendo el tiempo de gestación necesario para que un embarazo sea viable”, destacó Néstor Vain, jefe del Servicio de Neonatología de los Sanatorios de la Trinidad de Palermo y San Isidro.
De todos modos, todo tiene un límite. “ De los bebés que pesan entre 500 y 1.000 gramos, el 70% sobrevive en la Argentina si tiene la suerte de nacer en servicios –privados o públicos– con una buena estructura y buenos recursos humanos. En cambio, si se toman todos los casos del país, el 80% de los bebés prematuros con ese rango de peso fallece”, detalló Vain. Y agregó: “ Debemos recordar que no hay una sola Argentina sino varias. Existen diferentes realidades y estructuras de salud incluso en Buenos Aires, y eso incide en la sobrevida de los prematuros”.
A esto se le suma que cuando el bebé nace con menos de 25 semanas (lo normal son 38 o 40), existen más probabilidades de que tenga secuelas respiratorias, neurológicas y visuales.
Dilema. En algunos sanatorios, como el De la Trinidad, un comité de Etica (integrado por médicos, los padres y los representantes de la religión de la familia) es el que decide si conviene brindarle o no una asistencia extraordinaria –reanimación, medicación especial, respiración mecánica– a un bebé que pesa menos de 1.500 gramos y tiene pocos signos de vitalidad. En otros lugares, como la Maternidad Sardá, la resolución queda en manos de los padres. “ Es una decisión informada. Un comité perinatal integrado por obstetras y neonatólogos informa a los padres sobre las posibles secuelas que pueden tener sus hijos, que muchas veces son muy graves”, describió Claudio Solana, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de Neonatología de la Maternidad Sardá. “ Lograr que un bebé tan chiquito sobreviva requiere de un alto esfuerzo, un equipo con mucha complejidad y recursos humanos con mucha experiencia”, agregó.
También para Diana Fariño, jefa de Neonatología del Hospital Garrahan, el caso de la bebita más prematura del mundo es una extrañeza. Y reconoce que aun hoy no se sabe por qué a veces se adelanta tanto un parto.
“ Algunos factores de riesgo son conocidos, pero no se saben todas las causas. En la Argentina, casi uno de cada diez bebés nace con menos de 2.500 gramos, que ya es considerado prematuro”. Por eso destacó la importancia del control durante todo el embarazo. “ En muchos lugares del país, el 50% de los embarazos no recibe atención médica hasta el parto”. Y eso puede ser un factor de riesgo más.
Posturas encontradas. Algunos de los factores de riesgo que pueden llevar a un parto prematuro son la hipertensión, la diabetes y las infecciones urinarias en las madres. El embarazo adolescente o múltiple, el estrés y el cansancio también. Incluso si la madre ya tuvo un bebé prematuro, puede aumentar la probabilidad de que se repita la historia. Pero muchas otras causas siguen siendo un misterio.
“ En el mundo desarrollado, hay dos grandes tendencias: en los Estados Unidos suelen ser intervencionistas al máximo; los prematuros tienen un alto porcentaje de sobrevida, pero también un alto porcentaje de secuelas. En otros países, como Francia e Inglaterra, suelen limitarse los recursos extraordinarios para salvarlos. Hay menor sobrevida de prematuros, pero los que lo logran tienen una mejor calidad de vida”, dijo Claudio Solana, de la Maternidad Sardá.
Es que las secuelas potenciales son múltiples: motrices, visuales, auditivas e intelectuales. E, incluso, problemas respiratorios crónicos.