Tradicionalmente, el tratamiento del VIH constaba de tres drogas. Pero, gracias a los resultados alentadores de un estudio argentino, este esquema pronto podría cambiar. Investigadores de la Fundación Huésped presentaron ayer en el cierre de la XXI Conferencia Mundial sobre VIH/sida (AIDS 2016), que se llevó a cabo en Durban, Sudáfrica, los resultados del estudio Paddle, que demostró que, usando dos drogas, se pueden obtener resultados similares al enfoque habitual de tres, lo que permitiría tener una opción terapéutica más simple, económica y con menos efectos adversos.
“Actualmente hay buenos tratamientos para el VIH, pero necesitamos que sean más amigables para los pacientes y que les permitan tener una mejor tolerancia con menor riesgo de efectos adversos. Por eso generamos este estudio que sigue la línea de investigación que iniciamos con el ensayo Gardel, en el sentido de testar combinaciones de dos drogas en cambio de utilizar tres”, le explicó a PERFIL Pedro Cahn, director de la Fundación Huésped y quien dirigió la investigación.
El estudio piloto, de sólo veinte pacientes y con un seguimiento intensivo, comparó la respuesta al tratamiento incial del VIH en dos grupos de pacientes: una rama tomó la combinación de una droga de la familia de los inhibidores de la integrasa, llamada Dolutegravir, asociada con un antirretroviral conocido: 3TC y la otra, la terapia triple estándar (Dolutegravir, más Tenofovir y 3TC). “El 90% de los pacientes tratados con la nueva estrategia pudo tener su carga viral indetectable en la semana 48”, sostuvo Cahn.
Los resultados alentadores de este ensayo abrieron la puerta a un estudio multi-céntrico internacional que buscará probar la estrategia a gran escala. Para esto, ya se empezaron a reclutar más de 600 pacientes en EE.UU., Europa, Asia y América Latina. “Si este estudio confirma nuestros hallazgos, que los dos esquemas no tienen diferencias estadísticas, entonces estaríamos ante las puertas de un posible cambio de paradigma en el tratamiento del VIH que tendría la ventaja de ser mucho menos costosos, con menos chances de ser tóxico y con la posibilidad adicional de requerir muy poco control de laboratorio”, afirmó.
Además de la sesión de hallazgos más recientes, en el último día de la XXI Conferencia Internacional sobre el Sida hubo un llamado a continuar financiando la lucha contra esta enfermedad, en un contexto de descenso de fondos.
“Hoy hay 17 millones de personas con tratamiento pero todavía estamos 13 millones abajo de lo que necesitaríamos para cumplir con el objetivo 90-90-90 (90% de la población diagnosticada, 90% bajo tratamiento y 90% con carga viral controlada) que planteó Onusida para 2020”, explicó Cahn. Esto se da en un contexto donde de los 14 principales países que son donantes para el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, 13 de ellos redujeron su aporte. Lo que podría llevar a un rebote de la epidemia en varios países.
Polémica por las cifras de nuevas infecciones
Esta semana se presentó un estudio de la red colaborativa Global Burden of Disease que alertaba sobre el aumento en la última década de la tasa de nuevas infecciones por VIH en 74 países, entre ellos la Argentina. El trabajo publicado en The Lancet HIV y coordinado por el Instituto de Medición y Evaluación de la Salud de la University of Washington afirmaba “que mientras en el mundo la cantidad de nuevos casos disminuyó 0,7% entre 2005-2015, en el país aumentó un 7,8%”.
Consultado sobre este estudio, Carlos Falistocco, director del Programa de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual del Ministerio de Salud de la Nación, dijo que está realizado sobre estimaciones y que las cifras no coinciden con las estadísticas de la cartera sanitaria. “El número de nuevos diagnósticos se mantiene estable en las última década con entre 6 mil y 6.500 casos cada año.
Esto hace que la tasa de nuevas infecciones prácticamente no tenga variaciones y permanezca en valores cercanos a 15 cada 100 mil habitantes”, sostuvo.
Se estima que en la Argentina viven alrededor de 126 mil personas con VIH. De ellas, el 70% conoce su diagnóstico positivo y el 30% restante lo desconoce. El estudio también destacaba que el 70% de los argentinos con VIH recibe drogas de terapia antirretroviral (TARV) para reducir la progresión de la enfermedad, lo que excede ampliamente el promedio global de cobertura, que es del 41%.