Hasta ahora, la gran mayoría de campañas contra el dengue se enfocaban en la labor de “descacharrar” para eliminar los objetos que almacenan agua estancada y que los mosquitos necesitan para reproducirse. Pero algunos investigadores proponen abrir la estrategia y pasar a la ofensiva contra el Aedes aegypti: usar trampas especiales, capaces de atraer al vector, que permiten destruir grandes cantidades de larvas para lograr, en pocos días, una baja sostenida en la cantidad y densidad de mosquitos en una determinada zona geográfica. Estas nuevas trampas, además, se elaboran reciclando gomas de autos viejas y por eso fueron bautizadas como “ovillantas”.
“En 2006 había llegado a Canadá el virus West Nile, que también es transmitido por mosquitos. Y empezamos a buscar ideas para reducir la cantidad de vectores sin recurrir a pesticidas”, le contó a PERFIL el mexicano Gerardo Ulibarri, profesor emérito de química en la Universidad Laurentian de Canadá, quien presentó su desarrollo esta semana durante el evento Idear Soluciones Argentinas.
Haciendo pruebas de campo, y casi por casualidad, el equipo de Ulibarri notó que las trampas que más tiempo de uso tenían eran también las que atraían a la mayor cantidad de hembras a la hora de desovar para reproducirse. “Analizando las causas descubrimos que, tras el desove, las larvas generaban una cantidad de feromonas que quedaban mezcladas en el agua estancada. Otras mosquitas perciben esa huella química y se ven atraídas por ese sitio de desove. Como el ciclo se repite, la concentración de feromonas va aumentando”, explicó el experto. O sea que, con el paso de los días, cada trampa se va volviendo más eficiente y logra atraer más y más mosquitos que la eligen para desovar.
Si cada tres o cuatro días una persona filtra el agua de la trampa y la repone es posible destruir una enorme cantidad de huevos y larvas. “Con este sistema, en ensayos de campo hechos en México y en Guatemala con el mosquito Culex, en tres meses logramos disminuir en un 90% la población de mosquitos. Y con el Aedes logramos reducciones de entre el 50 y el 70%”, sostuvo Ulibarre.
Además, desarrollaron un nuevo tipo de trampa que usa como materia prima las cubiertas desechadas que normalmente se recogen durante las campañas de descacharrado. “Así no sólo se recicla basura, sino que también encontramos que al usar caucho de gomas viejas se van desprendiendo sustancias oleosas que ayudan a tener una trampa más efectiva que si se usa plástico u otros materiales, destalló. El costo de cada ovillanta es de US$ 4 y tiene una vida útil de diez años.
“Para disminuir la cantidad de mosquitos, ésta es una estrategia más efectiva, económica y segura que usar fumigaciones con pesticidas y tampoco genera resistencias al producto químico”, agregó.
Antes de regresar a Canadá el experto se reunió con ONGs locales que se mostraron interesadas en hacer ensayos con estas trampas en la Argentina.
Campaña en CABA
Frente al temor de una nueva epidemia de dengue, la Ciudad de Buenos Aires está trabajando desde mayo en tareas de prevención. “Este año la diferencia mayor está en que todas las acciones de prevención están siendo coordinadas entre todos los organismos y ministerios de la ciudad involucrados, buscando que toda la comunidad se sume en forma efectiva a las campañas”, le dijo a PERFIL Ana María Bou Pérez, ministra de Salud de CABA. La experta aseguró que, por ahora, no se registra actividad del mosquito y los protocolos de acción indican que “las acciones se enfoquen en el descacharrado y la limpieza y la concientización de cada persona para que cuide su propiedad”. Para el epidemiólogo Julián Antman, coordinador del Plan de Prevención, Control y Vigilancia de Enfermedades Transmitidas por Mosquitos del Ministerio de Salud porteño, “de los 218 sensores de actividad de mosquito que instalaron junto con la UBA, sólo tres han registrado movimiento en la última semana”. Durante 2016 en la Ciudad hubo 7.419 casos de dengue (confirmados y probables), tanto autóctonos como importados y fallecieron tres personas, todas con enfermedades preexistentes.