El próximo jueves coinciden dos estrenos cinematográficos que tienen varias nominaciones a los premios Oscar: se trata de películas que repasan la vida de dos grandes científicos. Por un lado, El código enigma, un biopic de Alan Turing, el matemático que lideró el esfuerzo para descifrar el código Enigma, empleado por Alemania en la II Guerra Mundial. Y, por el otro, La teoría del todo, film que gira en torno a la vida del astrofísico Stephen Hawking y su ex esposa Jane.
Esta particular coincidencia fílmica refleja una larga tradición cinematográfica en la que los temas científicos son grandes protagonistas del guión. “La fascinación que tenemos por temas de ciencia y de astronomía ya se reflejaba en una de las películas más antiguas. En 1902 George Méliès filmó Viaje a la Luna, una película de ciencia ficción que hoy puede verse en YouTube”, le contó a PERFIL la astrónoma Estela Reynoso, investigadora independiente del Conicet en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio. Reynoso es, además, una de las responsables de una muestra audiovisual que reúne escenas clave de temas de ciencia y astronomía, recopiladas de más de cien películas.
Durante sus primeras décadas, el séptimo arte tenía mucho de romanticismo y aventura y poco de ciencia real. “Recién hubo un cambio significativo con 2001: Odisea del espacio. Filmada en 1968 por Stanley Kubrick, fue una de las primeras grandes producciones en las que el director contó con asesores especializados. Por eso reflejó muchos elementos del conocimiento científico de la época”, contó Reynoso.
Paradigmas. En Hollywood abundan los estereotipos de los científicos. “En las películas suele haber cuatro o cinco clases de ‘investigadores típicos’, sostuvo Luciano Levin, licenciado en Biotecnología y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Quilmes. Y enumera: “Está el científico loco, que tuvo algún accidente en su laboratorio y, eventualmente, se volvió un ser negativo (o positivo) para la sociedad y quiere dominar el mundo, como ocurre con Eddie Murphy en El profesor chiflado; el científico romántico, que considera que la ciencia puede cambiar el mundo para bien (Dr. Frankenstein) o para mal; el científico explorador, aventurero y heroico, como el médico militar que encarna Paul Bettany, en Capitán de mar y guerra, y el sabio despistado (posiblemente basado en figuras como la de Albert Einstein), que suele estar ensimismado en sus tareas y desconectado del mundo, como Russell Crowe en Una mente brillante”.
“Podríamos decir que Hollywood se especializa en ‘aplanar’ y recurrir a la simplificación para mostrar la falta de complejidad y de matices. Históricamente explotó la fórmula de los estereotipos y las narraciones lineales”, opinió Carina Maguregui, bióloga y productora de contenidos para el portal Educ.ar. Sin embargo, según esta experta, en la actualidad algo está cambiando: “Hoy, con el gran alcance que tiene la divulgación científica y el creciente protagonismo de científicos y divulgadores, la ficcionalización pura se vuelve más difícil y se le facilita al espectador el poner a prueba la credibilidad de toda la información sobre la ciencia”.
Investigadoras. En lo que sí se encuentran diferencias es en el número biografías de hombres con respecto al de mujeres de ciencia que han alcanzado la gran pantalla. Para Levin, “en las películas sobre ciencia las investigadoras suele ser ignoradas. Y si eventualmente aparecen, todavía se las muestra muy caricaturizadas, representadas con estereotipos obvios, y no reflejan lo que pasa en los laboratorios reales”. Según este experto, el séptimo arte es una excelente herramienta para transmitir una visión científica del mundo y para mostrar las distintas caras de un mismo fenómeno, y destacar dudas, diferencias y conflictos sobre la realidad. “El cine es un medio ideal para mostrar la discusión de la ciencia”. En esta ocasión, los próximos estrenos buscan mostrar el lado más humano de dos grandes hombres de ciencia.
El guión que fue paper
Hace ya muchos años que Hollywood emplea regularmente asesores científicos para ayudar a sus directores a desarrollar mejores argumentos o a concretar filmes más realistas y ajustados a las investigaciones más recientes. “Pero lo que no se conoce mucho es que hay películas que reflejan una parte de alguna controversia científica, y luego del estreno esa discusión se traslada a los papers y las revistas especializadas”, explicó Luciano Levin, licenciado en Biotecnología y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Quilmes. “Pasó con Jurassic Park, donde se postulaba que las aves eran descendientes de los dinosaurios. Esa era la tesis del equipo científico que asesoró a Steven Spielberg. Y luego del estreno se publicaron muchos papers de temas paleontológicos que hicieron referencia a temáticas que mostraba la película, discutiendo sobre esto. Otro ejemplo fue Threshold, de 1981, donde se mostraba el desarrollo de un corazón artificial, un año antes de que se aprobaran los primeros trasplantes de este tipo.