Cada año se suman 7,7 millones de personas con Alzheimer en el mundo. Esta enfermedad degenerativa, que provoca pérdida de la memoria y otras funciones mentales, afecta a 400 mil personas en la Argentina. Aunque hay consenso con respecto a su severidad, el diagnóstico despierta polémica. Hasta ahora no existía un acuerdo sobre qué criterios definían si alguien sufría Alzheimer. Con la salida en 2014 de la versión en español del DSM-5, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, se espera estandarizar los parámetros para diagnosticar esta enfermedad.
El DSM-5 indica la necesidad de una serie de estudios neuropsicológicos para validar la enfermedad. Se evalúan todas las funciones cognitivas: la atención, la velocidad de procesamiento, las funciones ejecutivas, el aprendizaje, la memoria, el lenguaje, la cognición social y las capacidades perceptivas y motoras.
Hasta el momento, estos tests no eran un requisito para definir el diagnóstico, que quedaba sujeto al criterio del médico. Con este cambio, la evaluación estará basada en datos mensurables. “Las pruebas neuropsicológicas ofrecen una valoración más objetiva de la severidad del trastorno. Hasta ahora, el diagnóstico había sido, en su mayor parte, un ejercicio muy subjetivo”, señaló Javier Escobar, decano asociado para Global Health y el único psiquiatra de habla hispana de la Asociación Americana de Psiquiatría que participó en la elaboración del DSM-5.
“Será muy importante para definir no sólo el Alzheimer, sino su nivel y su subtipo. Los tests podrán utilizarse, además, como elementos objetivos para evaluar la marcha de los tratamientos”, explicó el psiquiatra Miguel Márquez, director de Adineu, la institución que el martes organizará las IV Jornadas Internacionales de Neurociencias.
Críticas. Sin embargo, Escobar opinó que estos tests aún no cuentan con la especificidad necesaria para distinguir casos de Alzheimer sin ambigüedad. Para Pablo Richly, jefe de la Clínica de la Memoria de Ineco, pueden incluso resultar en un sobrediagnóstico: “Con un solo dominio afectado, que obstaculice tu vida cotidiana, alcanzará para diagnosticar el trastorno”, expuso. Advirtió que, además, los tratamientos hoy disponibles no son curativos sino paliativos.
El especialista explicó que, en la práctica, el diagnóstico de Alzheimer se basa en más de un pilar: la entrevista médica con familiares, la evaluación cognitiva, la tomografía, la resonancia y un examen de laboratorio