“Se vende modafinilo y armodafinilo, agentes que promueve el estado de vigilia para estudiar sin quedarse dormido”, dice la descripción de un grupo cerrado que prolifera por Facebook. En él interactúan jóvenes universitarios que utilizan medicamentos psicoestimulantes para estudiar y dar exámenes. “Los primeros meses pasaba mis noches de estudio tomando café, pero en mi grupo de amigas se empezó a hablar del modafinilo. Busqué en diversos sitios de internet y decidí probarlo. A las pocas horas, el deseo de dormir se había ido y terminé los capítulos de anatomía que me faltaban”, escribe en el grupo Carolina S. (22), estudiante de Medicina de la UBA.
Como en la película Sin límites, en la que el protagonista, un escritor interpretado por el actor Bradley Cooper, consume una píldora para aprovechar al máximo el potencial de su cerebro, cada vez son más los jóvenes que se suman a esta tendencia. En la última encuesta del Sindicato Argentino de Farmacéuticos (2014), realizada en universidades públicas y privadas de Buenos Aires, el 11,9% de los estudiantes de los primeros años de las carreras de Medicina y Farmacia confesó que recurre a medicamentos para intensificar la capacidad de concentración, combatir el cansancio y enfrentarse a los exámenes.
Los números lo confirman: en los últimos diez años, el mercado de psicoestimulantes tuvo un crecimiento exponencial en la Argentina. Según datos de la consultora especializada IMS Health, este segmento pasó de 4 millones de unidades vendidas en 2006 a 7 millones en 2015. “Dentro de la categoría, el modafinilo creció 300%. En 2006 se vendieron 865 mil unidades de comprimidos de este medicamento, mientras que el año pasado la cifra fue de 2.718.000”, expresó Juan Manuel Santa María, director de la Consultoría de IMS Health Región Sur.
Estas drogas se utilizan para tratar enfermedades específicas. “El modafinilo está indicado para los que padecen narcolepsia (un sueño profundo incontenible) o para tratar las apneas del sueño. Mientras que el metilfenidato está indicado para el déficit de atención con hiperactividad en niños”, le explicó a PERFIL el psiquiatra Eduardo Kalina, profesor titular del posgrado en Adicciones de la Universidad del Salvador. A pesar de esto, Marcelo Peretta, presidente del Sindicato Argentino de Farmacéuticos, reconoció que “el 22% de las personas las utilizan off label; es decir, con fines diferentes a los indicados, y es notable el crecimiento del consumo en épocas de exámenes”.
Si se diferencia el consumo por sexo, las mujeres llevan la delantera. “La relación es 60% y 40%, y en el ambiente universitario el porcentaje es 55% a 45%”, indicó Peretta. Aunque sólo deben venderse bajo receta doble archivada, se los puede comprar sin mayores dificultades, ni prescripciones, por internet.
Riesgos. La moda de buscar estimulantes del sistema nervioso central no es una tendencia nueva. De hecho, en la década del 70 ya se utilizaban anfetaminas para rendir exámenes y en la Guerra del Golfo de 1991 los soldados estadounidenses utilizaron estas píldoras para combatir el cansancio. “Hoy en día está presente en los jóvenes la idea de que hay que aprovechar el tiempo al máximo, y cuando se les presentan situaciones de estrés algunos buscan caminos más cortos para superarlas. Por lo general, se trata de personas con cierta inseguridad”, explicó el psiquiatra Juan Cristóbal Tenconi, vicepresidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos.
Por su parte, el psiquiatra Juan Eduardo Tesone, miembro de Asociación Psicoanalítica Argentina, consideró que “como todo psicoestimulante, estos medicamentos dan una sensación de euforia y el sujeto siente que no tiene límites. Sin embargo, aunque las promueven como la píldoras de la concentración y de la inteligencia, en realidad se trata de una simple ilusión”.
Sin una indicación médica adecuada, los especialistas desaconsejan el uso de estos medicamentos, ya que pueden presentar riesgos para la salud. Por ejemplo, el metilfenidato está contraindicado en caso de enfermedad cardiovascular. “Pueden producir taquicardia, hipertensión, sudoración, alucinaciones, ansiedad e insomnio”, concluyó Tesone.