Mientras que las ventas del peluche de la mascota del Mundial de Fútbol se multiplican sin problemas, el verdadero armadillo de tres bandas de Brasil que inspiró esta figura está en peligro de extinción al igual que su principal hábitat, el bosque seco llamado Caatinga ubicado en el noreste de ese país. Por esta razón, un grupo de investigadores brasileños desafiaron a su gobierno y a la FIFA a tomar medidas más efectivas para la conservación de este animal como la protección de mil hectáreas de su ambiente por cada gol que se marque en la Copa.
Según el informe publicado en la revista científica Biotropica, para el Mundial de 2014 la FIFA decidió dar un mensaje sobre la necesidad del cuidado del ambiente y por eso optó por Fuleco cuyo nombre es la conjunción de fútbol y ecología. Sin embargo “los organizadores del Mundial no han propuesto ni una acción para la protección de esta especie en peligro o de su hábitat”.
“El tatú-bola está amenazado de extinción por la reducción de su población debido a la cacería y la deforestación. Si no se hace nada podemos perder esta especie en cincuenta años”, advirtió uno de los autores del informe, el biólogo Felipe Pimentel Lopes de Melo, del Centro de Ciencias Biológicas de la Universidad Federal de Pernambuco. “El Mundial genera muchas ganancias para la FIFA y muchos impuestos al gobierno de Brasil y es justo que parte de esos recursos se dediquen a proteger a la mascota del Mundial 2014. Sería ridículo anunciar en algunas décadas su desaparición”, agregó.
Esta especie es una de las más raras de armadillo ya que ante el peligro se enrolla y se hace una bola, a diferencia de las demás. “No hace agujeros en la tierra como otras especies por lo que es más vulnerable a la caza”, explicó a PERFIL José Alves de Siqueira, director del Centro de Referencia para la Recuperación de Areas Degradadas de Caatinga. Además el bosque en donde vive es muy susceptible a los cambios climáticos.
En la Argentina existe un armadillo muy similar conocido como tatú bolita. “Esta especie a nivel nacional y global está catalogada como ‘casi amenazada’ principalmente por la caza y la modificación de su hábitat”, señaló Agustín Abba, de la División Zoología Vertebrados de la Universidad Nacional de La Plata.
El gobierno brasileño elaboró un plan de conservación del tatú-bola “pero esta acción es muy tímida si se considera la necesidad de ampliar las áreas protegidas como en Boqueirão da Onça, al norte de Bahía (en el bosque de Caatinga). El proceso de creación del Parque Nacional ya tiene doce años y todavía ninguna definición”, objetó Alves de Siqueira. “Son varios los beneficios esperados para un país sede del Mundial pero en este caso parece que el legado ambiental quedará en apenas una intención sin una efectiva protección de la biodiversidad”, concluyó.