Las primeras alertas llegaron a los hospitales de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense a fines de noviembre con la confirmación de brotes de dengue en Misiones y Formosa. En enero, los médicos comenzaron a diagnosticar los primeros casos importados: viajeros que, tras pasar las vacaciones o las fiestas en el norte, volvían con el virus que transmite el mosquito Aedes aegypti. En febrero lentamente fueron creciendo las consultas hasta llegar a marzo con una epidemia declarada.
Aunque las cifras oficiales no lo reflejen, los médicos advierten un crecimiento “exponencial” de los casos de dengue en los últimos 15 días. La mayoría son autóctonos, es decir, de personas que se contagiaron en su lugar de residencia. Los hospitales vienen trabajando al límite para dar respuesta a la alta demanda de pacientes con síntomas de dengue, como pudo constatar PERFIL durante una recorrida por distintos centros de salud de CABA y el Conurbano. Para atender a la epidemia y descongestionar las guardias, se decidió abrir consultorios de febriles.
¿Cómo es el circuito de atención? En el hospital provincial Luis Güemes de Haedo, por ejemplo, la guardia general deriva al consultorio febril a los pacientes con sintomatología compatible con dengue (fiebre alta, dolor de cabeza, dolor muscular). “Abrimos un área especial cercana a la guardia, que está acondicionada con tres camas y una camilla. Si se sospecha de dengue en un paciente, se le realiza un análisis de laboratorio y se evalúa si requiere internación o manejo ambulatorio. Muchas veces las personas llegan deshidratadas y se les pone un suero”, explicó a PERFIL Cecilia Pereyra, médica intensivista y parte de un equipo de infectólogos, bioquímicos y enfermeras del Güemes que combaten diariamente el dengue.
Hasta el momento, son 628 los casos confirmados de dengue en la provincia de Buenos Aires, según el Ministerio de Salud bonaerense. En el Güemes atienden a veinte pacientes por día con síntomas compatibles con la enfermedad. “En una semana de marzo enviamos al Posadas y al Rodríguez la misma cantidad de muestras que lo que juntamos en todo febrero”, sostuvo Silvana Fantone, jefa de laboratorio.
Tras la notificación de un caso, el municipio debe realizar una acción de bloqueo sanitario en la vivienda de la persona infectada y ocho manzanas alrededor. Pero muchas veces los médicos se encuentran con que un paciente vive en el mismo barrio de un caso confirmado con anterioridad.
Otro de los desafíos que enfrentan los médicos es el momento de dar el diagnóstico. “Uno le dice al paciente o familiar que tiene dengue y es un impacto. A la gente le da temor, no quieren ser estigmatizados. Hay que brindarles información”, manifestó Pereyra.
Refuerzo. En la ciudad de Buenos Aires se registraron 907 casos de dengue (577 confirmados y 330 probables), según datos del Ministerio de Salud porteño. Para dar respuesta a la epidemia, el Ministerio de Salud de la Nación instaló en el Hospital Muñiz uno de sus consultorios móviles, donde en promedio reciben 140 consultas diarias.
Los pacientes son recibidos primero en una carpa dispuesta por la Dirección Nacional de Emergencias Sanitarias. “Allí, personal de salud entrenado realiza una serie de preguntas básicas necesarias para hacer un triage, decidir si el paciente debe ser derivado al consultorio de febriles dispuesto en el camión sanitario o si tiene que ir a la guardia general”, explicó a PERFIL Mabel Noguera, del Departamento de Atención Intensiva del Paciente Infeccioso del Muñiz.
Los médicos de los consultorios móviles a su vez evalúan si es un caso sospechoso de dengue que requiere internación, manejo ambulatorio o un tratamiento de rehidratación. En caso de que los pacientes vuelvan a sus hogares, se les dan indicaciones médicas y se los cita a un control en 48 horas.
Aunque la situación por el momento está controlada, los médicos están en alerta y preparados porque saben que el pico de casos podría darse en una semana.