Definir al argentino Daniel Drubach no es tarea fácil: neurólogo, psiquiatra e investigador en neurociencias, actualmente trabaja en la prestigiosa Clínica Mayo de los EE.UU. Pero Drubach también es un músico profesional que compone y ejecuta sus propias canciones y toca en bares y fiestas de la ciudad de Rochester, donde reside.
Invitado a dar una conferencia en el 10º aniversario del Instituto de Neurociencias Buenos Aires, PERFIL lo entrevistó en exclusiva. “Desde muy chico, siempre me apasionó todo lo que tuviera que ver con el cerebro. Por eso primero estudié medicina en la Universidad del Salvador y luego me fui a EE.UU., en 1982, donde hice en simultáneo las residencias de neurología y psiquiatría”. Pero Drubach nunca abandonó su pasión por la música, lo que lo llevó a investigar su relación con las neurociencias.
Según el experto, todos los individuos nacen con el cerebro preconfigurado para cumplir con ciertas funciones universales. Son un puñado de capacidades que vienen “precargadas” y que terminan de desarrollarse durante los primeros años de vida con los estímulos sociales y culturales.
“Por ejemplo, eso ocurre con el lenguaje verbal algo que es independiente del idioma. Y yo pienso que lo mismo pasa con la música. Cuando nacemos nuestro cerebro está preparado, en forma especial, para la música. Vemos que en todas las culturas las madres les cantan a sus niños. O que las escalas musicales son muy parecidas. Por otra parte, esto también significa que los primeros años de vida hay una ventana de tiempo que es esencial, incluso para decidir el tipo de música que le gustará a cada uno”, señaló.
Progresos. Para Drubach, la neuropsiquiatría ha tenido un crecimiento dramático -mucho más que el que atravesaron otras especialidades médicas- en los últimos diez años. Como muestra de estos cambios vertiginosos, Drubach ejemplificó con un estudio clínico que recién ahora se está comenzado a ofrecer, en apenas un puñado de institutos del mundo, y que todavía es extremadamente caro: “ya es posible hacer un PET scan de proteínas amiloides, y obtener un diagnostico de Alzheimer en pacientes jóvenes. Hasta ahora, el único método confiable era postmortem”.
Este tipo de progresos tiene enorme importancia, no solo porque cada año se suman 7,7 millones de nuevos casos de demencias en el mundo, de los cuales el 65% corresponde al Alzheimer, sino porque estos avances en diagnósticos son claves. “Si finalmente se desarrollan curas efectivas para combatir las enfermedades neurodegenerativas, estas terapias tendrán que comenzar a ser aplicadas antes de que el paciente exhiba los síntomas”, sostuvo. Es que una vez que la acumulación de proteínas que las causan ya está avanzada, será tarde para revertirlas.
Según este experto, pese al énfasis reciente en las investigaciones sobre el cerebro, encontrar opciones terapéuticas para las principales afecciones neurológicas no será tarea fácil. “No sé si en el futuro podremos tener una opción para el Alzheimer. Sí creo que en cinco o diez años tendremos una cura para las demencias frontotemporales, ya que la proteína que las genera es un blanco más fácil de identificar y hay estudios que muestran que es posible interferir su acción”, manifestó.
Las iniciativas para entender mejor el cerebro no solo mueven las fronteras del conocimiento respecto a afecciones y terapias, sino que también pueden cambiar conceptos bioéticos básicos. “Estamos investigando redes neuronales muy particulares, como la llamada default network, que se activa cuando una persona cierra los ojos, no piensa en nada, y deja que su mente quede fluyendo sin controlar los pensamientos”. El problema es ver qué pasa con una persona en estado vegetativo que no responde a los estímulos, pero tiene esta red cerebral activa. “¿Podríamos decidir quitarle el soporte médico?”, se cuestiona Drubach, quien cree que los nuevos estudios de imágenes cerebrales cambiarán en un futuro la manera en que entendemos la vida y la muerte.
Un nuevo campo de investigación
Un campo que investiga Drubach y en el que también ha habido progresos recientes importantes es el de las denominadas “demencias autoinmunes”; esto es, que se generan por nuestras propias defensas. “Cada vez nos encontramos con más casos en los que, según los síntomas, diagnosticábamos Alzheimer, una psicosis o un paciente bipolar. Pero resulta que estos síntomas están generados como consecuencia de la presencia de un tumor pulmonar, de un lupus o de una infección viral, que desencadenan una respuesta inmune del propio cuerpo”, sostuvo. Y esos síntomas psiquiátricos se explican como consecuencia de la acción de los propios anticuerpos sobre el funcionamiento normal del cerebro. Es algo que, según Drubach, realmente está explotando en la práctica cotidiana. “Me parece que los psiquiatras debemos estar muy atentos para no equivocar un diagnóstico”. Estas demencias son tratables con inmunosupresores y otras drogas, por lo que Drubach enfantizó en la importancia de la detección temprana.