Padre, pediatra y polémico son las tres “P” que definen a Carlos González, el médico español especializado en crianza con apego y autor de varios best seller sobre alimentación y educación infantil; entre ellos, Besame mucho y Mi niño no me come. El especialista está en la ciudad de Buenos Aires en el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Esta semana, presentó en la legislatura porteña su libro Un regalo para toda la vida: guía de lactancia y hoy dará una conferencia a las 19 en el auditorio Umet, ubicado en Sarmiento 2037.
—¿Hasta cuándo conviene mantener la lactancia?
—La OMS aconseja mantener la lactancia hasta los dos años, pero luego aclara que “hasta que el chico y la madre quieran”. Eso es simplemente una recomendación que se explica por los beneficios médicos. Igual, mucha gente olvida que los consejos de la medicina no son lo único que hay que tomar en cuenta al momento de educar. Lo importante es que cada familia tiene derecho a elegir en libertad. Conozco varios casos en los que la lactancia siguió hasta los seis años.
—¿Para qué seguir si el pequeño ya come sólidos?
—Si nos remontamos cincuenta años atrás, también había discusiones que hoy parecen ridículas: estaba mal visto tener relaciones después de la menopausia o se reprimía la homosexualidad. De la misma manera, habría que considerar la lactancia hasta que madre e hijo quieran, sin opiniones de otros. Por otra parte, no hay ningún estudio médico que diga que es algo negativo. Usualmente, vemos que la mayoría de los niños prefiere dejar entre los 2,5 y los 4 años.
—¿Existe presión social para el destete temprano?
—Muchas veces empieza a haber críticas si la madre sigue amamantando a partir de los dos meses. Hace veinte años, en España, se descalificaba a la madre que seguía con la teta como “gitana”. Y el propio Freud se queja de lo dañino que es para un niño ser destetado demasiado pronto. Por suerte, hoy estamos mejorando y ya es frecuente dar el pecho hasta los dos o tres años, sobre todo en las familias con mayor nivel educativo.
—¿Cómo se llegó a dejar la lactancia materna tan rápido?
—Son varias razones, pero algo negativo fue que el Estado comenzó a repartir leche en forma gratuita, especialmente a los más necesitados. Eso es algo que hasta la OMS dice que está mal. Creo que el Estado debería facilitar que la madre pueda dar de mamar fácilmente. Por ejemplo, ampliar el tiempo de licencia por maternidad. En Suecia, ya es de 18 meses.
—¿Qué opina del colecho?
—También debe quedar a discreción de cada familia. Vale recordar que la separación estricta es relativamente reciente en nuestra historia, proviene de fines del XIX. Por otra parte, si la mayoría de los adultos elegimos dormir acompañados, ¿qué tiene de raro que un niño de cinco años quiera dormir con sus padres? No hay evidencias científicas de que esa situación genere daños en la psiquis. Sólo hay que tomar algunas precauciones para evitar riesgos como muerte súbita o aplastamiento.