Sin una política “agresiva” de mitigación, la temperatura del planeta subirá entre 0,3 y 4,8 grados, y el nivel del mar aumentará entre 26 y 82 centímetros antes de 2100, según advirtió el quinto informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU, presentado ayer en Estocolmo, Suecia. El nuevo trabajo considera “extremadamente probable” que la influencia humana sea la principal causa del calentamiento global observado desde 1951. Los expertos de la ONU cifran esa certeza en el 95%, frente al 90% de su último documento, realizado en 2007.
“Este informe tiene muchas más observaciones que el anterior, más series de datos independientes entre sí que concurren en los mismos resultados, más evidencias de que el cambio climático es inequívoco”, le dijo a PERFIL desde Estocolmo Matilde Rusticucci, directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y quien tuvo a su cargo uno de los 14 capítulos del informe. “Por otro lado, también, tenemos más certezas que nunca de que este cambio es debido a la acción del hombre. No sólo el aumento de la temperatura, sino también la mayor frecuencia de eventos extremos y la disminución de hielos del Artico son variables que se pueden atribuir a la acción del hombre”, agregó la experta, la única coordinadora del documento perteneciente a un país en desarrollo.
El informe actual, de treinta páginas, es una síntesis de más de 9 mil estudios científicos publicados y fue ratificado por 110 gobiernos representados en Estocolmo. Este nuevo diagnóstico tiene el objetivo de orientar las decisiones de los responsables políticos y económicos. “Sirve como base a las negociaciones internacionales sobre el clima con vistas a alcanzar un acuerdo en 2015. Los gobiernos lo ratificaron, así que no pueden ignorar este documento”, sostuvo Rusticucci.
Proyecciones. El panel estudia cuatro escenarios posibles sobre el cambio climático hasta 2100, pero sin pronunciarse sobre las probabilidades de cumplirse de cada uno de ellos. En el caso más optimista, la temperatura subirá 0,3 °C y en el más pesimista, 4,8 °C en relación con la temperatura media del período 1986-2005. La variación de la temperatura dependerá en gran medida de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera en las próximas décadas.
La temperatura terrestre ya aumentó cerca de 0,8 °C desde la época preindustrial. Unicamente el escenario más optimista permitiría contener la subida de las temperaturas en 2 ºC. Pero esto “sólo llegará si se lleva a cabo una acción rápida”, previno Michel Jarraud, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, en diálogo con AFP.
El IPCC también dijo que el nivel del mar podría subir entre 26 y 82 centímetros durante el siglo XXI, frente a los entre 18 y 59 que preveía en 2007. Los expertos de la ONU también prevén que el cambio climático provoque nuevos fenómenos extremos, aunque se desconoce de qué magnitud. “Las olas de calor se producirán con más frecuencia y durarán más tiempo. Con el calentamiento de la Tierra creemos que habrá más precipitaciones en las regiones húmedas y menos en las regiones secas, aunque habrá excepciones”, dijo Thomas Stocker, copresidente del IPCC. En cuanto a las proyecciones para la Argentina, según Rusticucci, habrá un aumento de las temperaturas y de las precipitaciones en el centro y noreste del país.
“La verdad incómoda se confirma: el cambio climático es real, se produce a un ritmo alarmante y las actividades humanas, principalmente la combustión, lo provocan”, indicaron en un comunicado conjunto las organizaciones Greenpeace, WWF, Oxfam y Amigos de la Tierra, al tiempo que reclamaron a la comunidad internacional actuar con vigor y celeridad contra el cambio climático.
Una argentina, coordinadora
La argentina Matilde Rusticucci, directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA tuvo a su cargo uno de los 14 capítulos del informe elaborado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU. Fue la única coordinadora de un capítulo del documento que pertenece a un país en desarrollo. “Mi rol fue el de coordinar el capítulo ‘Observaciones’. Tuvimos que evaluar todas las publicaciones hechas sobre lo observado en temperaturas, gases de efecto invernadero, entre otras variables. También, elaborar cuatro borradores y dar respuesta a los miles de comentarios que hemos recibido. Desde 2010, cuando fui seleccionada, fue un largo proceso y un trabajo arduo”, le contó a PERFIL.