CIENCIA
ministro lino baraao

“El país debe avanzar hacia un economía basada en el conocimiento”

En diálogo con PERFIL, admitió que si gana Scioli le gustaría estar “un tiempito más” al frente del Ministerio, y reconoció que se debe mejorar el sueldo de investigadores.

Gestion. Barañao asegura que “en la ciencia, a diferencia de la política, uno no confronta”.
| Agustin Macarian

Lino Barañao ya tiene un lugar en los libros de historia argentina como el primero en ocupar el cargo de ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. Es uno de los funcionarios K menos cuestionados, gracias a su extensa trayectoria como investigador y su actitud abierta al diálogo. Doctor en Química por la UBA, entre sus logros se destaca haber sido parte del equipo que en 2002 logró la primera ternera clonada de Iberoamérica.
Aunque reconoce que es decisión del próximo presidente, admite que si gana Daniel Scioli le gustaría quedarse “un tiempito más” al frente del Ministerio para ver concluidos muchos de sus proyectos. En una entrevista con PERFIL, Barañao habló de su gestión, las críticas a Tecnópolis y la polémica por el traslado del Banco Nacional de Datos Genéticos (ver página 86).
—¿Qué balance hace de su gestión?
—Recuperamos un sistema que tenía muy buenas bases pero que estaba en malas condiciones. Eso se hizo a través de la reapertura de la carrera de investigador del Conicet, el incremento del presupuesto –se multiplicaron por diez los fondos que teníamos disponibles para promover la ciencia– y la construcción o refacción de 190 mil metros cuadrados. Se hizo una tarea de planificación, el Plan Argentina Innovadora 2020. Este cambio de consideración de la ciencia trajo aparejado el fenómeno de repatriación de científicos. Esos investigadores volvieron no sólo porque hicimos un plan racional para repatriarlos, sino porque vieron que las condiciones para hacer ciencia en el país habían cambiado. Hubo un cambio de rol: no sólo apoyar a la ciencia sino apoyarse en los científicos para desarrollar el país.
—Pero para lograrlo es necesario que haya un vínculo entre ciencia y empresariado.
—Ese fue nuestro objetivo. Creamos una serie de instrumentos para vincular la actividad científica con la actividad productiva, que son dos mundos muy distintos. El empresario se rige por la rentabilidad y el científico tradicionalmente ha trabajado para lograr el reconocimiento de sus pares. Estas dos lógicas son muy difíciles de compatibilizar si no hay un rol del Estado como organizador. Una de las cosas que hemos hecho es comenzar a financiar consorcios público-privados y trabajar muy fuertemente en la popularización de la ciencia con Tecnópolis y el canal TecTV. Ahora el empresario o el ciudadano común puede ver un país futuro en el que el conocimiento garantiza trabajo de calidad. Este es un tema que nos preocupa mucho.
—¿Por qué?
—Hay un estudio de la Universidad de Oxford que indica que en pocas décadas la mayor parte de las tareas que conocemos van a ser automatizadas. Tenemos que pensar en qué van a trabajar los chicos que están entrando hoy a la educación primaria. Pensamos un modelo de país con un alto nivel educativo y una gran capacidad de innovar, de plantear soluciones alternativas. Eso nos va a ubicar de forma diferente en la economía globalizada. No ser un país de manufacturas, sino un país donde se piensan cosas nuevas. Es muy distinto un país que sólo produce soja y carne a uno que produce satélites y reactores nucleares.
—Si gana Scioli, ¿va a continuar al frente del Ministerio?
 —Es algo que tendrá que decidir Scioli. Por lo pronto, estamos trabajando. Hemos estado aportando toda nuestra experiencia y claramente él tiene una concepción muy clara de la importancia de la ciencia y la tecnología en este proyecto, lo que me hace pensar que mas allá de que yo esté o no, esta visión de la ciencia va a continuar. Creo que hay algunos proyectos que me gustaría terminar. Un tiempito más podría estar... pero es decisión de Daniel.
—Una de las propuestas de Scioli es elevar a 1% del PBI la inversión en ciencia y tecnología. ¿Cómo se puede llegar a este porcentaje? ¿El problema es la falta de presupuesto o cómo se distribuye?
—Es una buena pregunta, porque claramente el 1% no es un número mágico, que cuando se alcanza todo funciona. En Argentina todavía tenemos un porcentaje de inversión en investigación y desarrollo que es mayoritariamente estatal, 75% versus 25%. Mientras que en los países con mayor desarrollo científico-tecnológico es mayoritariamente privado. Está claro que en la medida en que logremos avanzar a una economía basada en el conocimiento, y con más empresas de software y biotecnología, estas empresas invertirán más. El sistema científico necesita crecer todavía. A medida que tengamos más investigadores, podremos gastar más en forma racional.
—Los científicos se quejan de sus ingresos y de que se aplanó la pirámide de sueldos. ¿Habrá un aumento?
—Hay una propuesta que estamos ajustando. Espero que en breve podamos confirmarlo. Lo estamos discutiendo con el ministro de Economía, que además es del Conicet y conoce el tema. He sido más tiempo gremialista del Conicet que ministro, tengo una carga importante de responsabilidad. Está claro que si no pagamos buenos sueldos a los científicos, la calidad de la investigación se va a resentir y vamos a empezar a perderlos otra vez. Durante mucho tiempo hicimos un esfuerzo por que los primeros escalones tuvieran una mejor remuneración; estamos ahora en proceso de hacer algún tipo de medida para estirar un poco esa pirámide que se ha achatado considerablemente.
—Mencionaba Tecnópolis, y hay muchas críticas por el gasto y porque se han hecho eventos que no tienen que ver con la ciencia sino con lo deportivo o hasta lo religioso.
—Varios ministerios colaboramos ahí. Yo puedo dar cuenta de lo que hacemos nosotros y que tiene que ver estrictamente con la ciencia y la técnica, con atraer jóvenes a la investigación. Respecto del costo, si uno va a La Villette de París, el costo por familia es de 70 euros. Acá no estamos invirtiendo en un parque de diversiones, sino en un portal hacia un país futuro. ¿Cuál es la imagen de La Rural? Un toro campeón, que es algo a lo que muchos chicos jamás van a acceder, sólo los que nacieron en una familia adinerada. En cambio, en Tecnópolis los chicos ven al dueño de una empresa de videojuegos y saben que lo único que tienen que hacer para lograr eso es estudiar. Estamos promoviendo un camino para la movilidad social ascendente. Cualquier inversión que se haga en eso es poca.
—Usted es uno de los ministros menos confrontativos y con mayor imagen positiva. ¿Por qué cree que ocurre eso?
—Porque tengo un perfil bajo pero muy perseverante, y además vengo de otro ambiente. En la ciencia, a diferencia de la política, uno no confronta, las cosas se dirimen de otra manera. La ciencia es un instrumento para que la política cree un camino hacia un país mejor.