La pandemia por coronavirus, Covid-19, es la primera “pandemia en tiempo real”, es una situación novedosa que impone al mundo aprender día a día, andar y desandar decisiones y adelantarse a otras; se trata de convivir con la incertidumbre. En este aprendizaje nuestras conductas deberán adecuarse a cuánto recomienden las autoridades sanitarias y no a lo que “a cada uno le parece”.
Como todo problema global no es fácil de resolver y a juzgar por la evolución de la pandemia, aún no estamos preparados. El objetivo de “aplanar la curva de casos”, se logrará en la medida que cumplamos con las medidas que eviten y reduzcan la transmisión de la infección en la comunidad. Si esto se logra, los requerimientos de camas de internación especialmente en unidades críticas será menor, y eso permitirá al sistema de salud estar mejor preparado para dar respuesta frente a la epidemia. Esta situación nos pone a prueba como sociedad, en relación al apego a las normas y a nuestra verdadera solidaridad, priorizando el bien común por sobre intereses o puntos de vista individuales.
¿Está preparada la Argentina para enfrentar adecuadamente al Covid-19? En epidemiología una buena respuesta siempre comienza con “depende”. “Depende” del liderazgo de las autoridades en todos los niveles de gobierno, con foco en el sistema de salud; y de la medida en que este liderazgo sea respetado, apoyado y aceptado por toda la ciudadanía. Es indispensable dejar de lado posturas mezquinas y especulaciones interesadas frente a la emergencia y coordinar acciones para la respuesta. El coronavirus no deja lugar para grietas.
“Depende” del cumplimiento por parte de la población y de los servicios de salud de las normativas y las recomendaciones, las cuales deben estar basadas en la mejor evidencia científica disponible y adaptada al contexto en el que se aplican. “Depende” también de contar, en todos los servicios de salud, con los recursos necesarios; en especial los recursos humanos, que en momentos como estos deben representar la mayor inversión, dado que es el capital más preciado del sistema. No hay medicamento, dispositivo o procedimiento que pueda superar el rol de los equipos de salud para contener una epidemia.
Para enfrentar una epidemia, se necesita disponer de información, “depende”, entonces, de reforzar los esfuerzos que se vienen haciendo para lograr la interoperabilidad de los sistemas entre todos los subsectores y servicios para ganar confianza de la población. Se necesita contar con toda la información, solo así el público confiará en las autoridades más que en rumores y desinformación. Desde una cadena nacional hasta sitios web para desacreditar la información errónea circulante ayudan para hacer frente al desafío del Covid-19.
Por último una reflexión y un deseo, que la novedad del coronavirus no nos impida “ver el bosque”. Hay problemas urgentes que también necesitan atención. Que esta pandemia nos sirva para reforzar hábitos saludables y conductas solidarias; que nos sirva para recordar la importancia de invertir en salud.
Hace tres meses pedíamos por un Ministerio, hoy pedimos que nos salve. Deseo que el final de esta historia nos encuentre diciendo: la integración de los servicios en el sistema de salud y en otros subsectores amplificó la capacidad de absorber y responder a problemas; la difusión de noticias falsas y desinformación se pudo evitar y la confianza en el Gobierno por parte de los/as pacientes, los trabajadores/as de la salud y la sociedad en general fue vital para enfrentar la crisis. Todo esto depende en gran medida de nosotros.
*Médica epidemióloga.
Ex ministra de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
