El coronavirus sigue difundiéndose por todo el mundo. En los últimos días, la buena noticia es China, donde la cantidad de casos nuevos ha comenzado a descender. Los chinos, desde el primer momento, han tomado medidas rotundas y eficaces: severas cuarentenas que involucraron a decenas de millones de personas, evitar o dificultar que viajen 700 millones de turistas en el Año Nuevo chino, hospitales de mil camas construidos en un par de semanas para atender enfermos. El avance de la enfermedad ha pasado a varios países en todos los continentes excepto Antártida.
Las epidemias siempre cuestionan a los países afectados en su poder y su legitimidad. Vamos a observar comportamientos diferentes en estos, y va a ser interesante lo que sucede en Estados Unidos, donde Trump ha colocado al coronavirus en el centro de su disputa con el Partido Demócrata, donde el responsable del operativo nacional es el vicepresidente Pence, quien, cuando era gobernador de un estado, se desentendió de la epidemia de vih/sida, y donde la cultura dominante del país, ideológicamente neoliberal, quizás se aleje de tomar medidas que perjudiquen al mercado.
En esta epidemia/pandemia, sorprenden algunos silencios. La enfermedad infecciosa más difundida en el planeta es la tuberculosis. Mueren por año debido a ella aproximadamente un millón y medio de personas, mas o menos 5 mil por día. Es una enfermedad básicamente social: de pobres, desnutridos, hacinados, sus muertes son una denuncia de falencias en los servicios de salud, ya que, con una atención correcta, la gran mayoría de estas muertes no hubieran sucedido. No se leen comparaciones con el coronavirus, quizás porque la solución del problema tuberculosis supone la aplicación de medidas que ya se conocen y que son eficaces, y el hecho que esto no suceda es una vergüenza que conviene silenciar.
En Argentina, donde el lobby sojero es tan poderoso en la política y en los medios, no se dice que los “feedlots”, donde los animales comen el forraje soja, donde viven hacinados y entre sus deposiciones, se crea un ambiente favorable para las mutaciones de los virus, entre ellos los de la gripe, y que ya han ocurrido epidemias de gripe originadas en feedlots. Suele olvidarse que la alimentación humana puede prescindir de feedlots, e inclusive de la soja.
Los silencios sobre la Salud no son solamente sobre la actual pandemia de coronavirus. No suelen mencionarse datos sobre el fundamental hecho que los países pueden darse a sí mismos una muy buena salud colectiva, aunque sean pobres. Cuba es más pobre que Argentina… pero los cubanos viven tres años más que nosotros y tienen una mortalidad infantil que es menos de la mitad de la nuestra. Además, como su sistema educativo y sus prestaciones odontológicas son mejores que las de Argentina, tienen mejor lectoescritura y más dientes en sus bocas.
*Médico sanitarista y sociólogo. Profesor Emérito UNLU y Profesor Consulto por la UNLP.