CIENCIA
El nacimiento de una nueva ciencia de la mente

Eric Kandel: el cerebro, la conciencia y la memoria

Para el Premio Nobel, todo es un proceso biológico que fue evolucionando. Mecanismos celulares del aprendizaje. Los vínculos con el psicoanálisis y la psicoterapia. ¿Hombres y mujeres piensan diferente?

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| Cedoc

La capacidad de memoria del hombre es uno de los aspectos más notables de su comportamiento y su análisis científico, un objetivo que era inconcebible por los investigadores. Hace escasas décadas, ni siquiera podían imaginar la mera idea de explicar recuerdos mediante estudios biológicos e interacciones moleculares, como finalmente lo hizo el Premio Nobel de Medicina Eric Kandel después de cincuenta años de trabajo.

A partir del estudio de un simple caracol, Kandel logró descubrir el enigma de los, hasta entonces, indescifrables procesos fisiológicos de la memoria de corto y largo plazo. “La biología de la mente será tan importante en este siglo como lo fue la biología del gen en el siglo XX”, sostiene el investigador.

“La nueva biología mental sugiere que no sólo el cuerpo, sino la mente y las moléculas específicas que intervienen en los procesos mentales superiores – la conciencia de sí y de los otros, del pasado y del futuro – evolucionaron a su vez desde la época de nuestros antepasados. Además, esta nueva biología postula que la conciencia es un proceso biológico que, a su debido tiempo, podrá explicarse en términos de vías de señalización moleculares utilizadas por poblaciones de células nerviosas que interactúan entre sí”, afirma en su autobiografía “En busca de la memoria” (Katz).

En efecto, uno de los grandes avances fue descubrir que “los mecanismos celulares del aprendizaje y de la memoria no descansan en propiedades especiales de la neurona, sino en las conexiones que ella establece con otras células de su propio circuito neuronal”.

Después de reconocer que resulta “novedosa y alarmante” la idea de que “la mente y el espíritu del hombre provienen de un órgano físico, el cerebro”, Kandel pone énfasis en destacar que el aprendizaje y la memoria son procesos cruciales para el psicoanálisis y la psicoterapia. “Son primordiales para la identidad misma: somos quienes somos por obra de ellos”, asegura.

Tipos de memoria. Kandel recuerda que existe una memoria implícita, que comprende los hábitos, la sensibilización y el condicionamiento clásico, además de destrezas perceptivas y motoras como andar en bicicleta. Y, además, está la memoria explícita, que incluye los recuerdos conscientes sobre personas, lugares, objetos y hechos. Por supuesto, una repetición permanente puede convertir en memoria implícita a la explícita.

Los biólogos siempre consideraron que los seres humanos tenían capacidades mentales que no podían hallarse en animales más simples, por lo que creían que la organización funcional del cerebro humano debía ser muy distinta. “Aunque esa opinión contiene algo de verdad – señala Kandel- se pasaba por alto el hecho de que ciertas formas elementales de aprendizaje son comunes a todos los animales. Me parecía probable que en el curso de la evolución los seres humanos hubieran conservado algunos de los mecanismos celulares de aprendizaje y almacenamiento de recuerdos que ya estaban presentes en animales más simples

A partir de esta premisa, comenzó a estudiar a la Aplysia, un caracol o babosa marina gigante con un cerebro que posee unas 20.000 células, un número pequeño en comparación con los 100.000 millones del cerebro de los mamíferos. “Llegado 1985, después de quince años de trabajo, habíamos demostrado que era posible modificar un comportamiento simple de Aplysia mediante diversas formas de aprendizaje”, recuerda.

Estudios posteriores en invertebrados y vertebrados, permitieron demostrar que la memoria de largo plazo exigía la síntesis de nueva proteína, “lo que indicaba que probablemente los mecanismos de la memoria fueran similares en todos los animales”, destaca en un virtual tributo a Darwin.

Cuestión de géneros. Otro de los hallazgos de los últimos años fue que los hombres y las mujeres no razonan igual, no apelan a las mismas estrategias de para, por ejemplo, encontrar el camino hacia un lugar determinado.

Las mujeres recurren a indicios próximos. Cuando se le pide una indicación, es probable que una mujer diga “doble a la derecha en la farmacia y después siga sin doblar hasta que vea a la izquierda una casa de estilo colonial”. Los hombres, en cambio, recurren en mayor medida a un mapa geométrico interno. Es probable que digan “siga cinco kilómetros hacia el norte, después doble a la derecha y siga hacia el este otro medio kilómetro”.

“En las imágenes funcionales del cerebro – explica Kandel- se observa que en los hombres y las mujeres se ponen en actividad distintas regiones cuando piensan en el espacio: la zona izquierda del hipocampo en el caso de los varones y la zona parietal derecha y la corteza prefrontal derecha en el caso de las mujeres”. Un descubrimiento que se logró a partir de esta biología de la mente.

A partir de los avances logrados con los vínculos entre mente y cerebro, la psiquiatría se convirtió en “un estímulo para el pensamiento biológico y también en su beneficiaria directa”. “He podido advertir en la comunidad psicoanalítica – concluye el Premio Nobel - un interés significativo por la biología de la mente. Sabemos ahora que todo estado mental es un estado del cerebro y que toda perturbación mental es una perturbación del funcionamiento cerebral. Los tratamientos están destinados a modificar la estructura y el funcionamiento del cerebro”

Kandel fue distinguido con el Premio Nobel de Medicina en el año 2000, junto a Arvid Carlsson y Paul Greengard. Es profesor y director del Centro de Neurobiología de la Universidad de Columbia. Entre otros reconocimientos, recibió la Medalla Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, el Premio Wolf, la Medalla Internacional Gairdner y el Premio Lasker. Desde 1974 es miembro de la Academia Nacional de ciencias de los Estados Unidos.