El 61,6% de los argentinos tiene exceso de peso, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR). “La obesidad aumentó en los adultos un 75% en menos de 15 años. Hoy la obesidad afecta a uno de cada cuatro adultos argentinos”, le dijo a PERFIL Adolfo Rubinstein, secretario de Salud de la Nación. La cartera está procesando los datos de la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud que incluye niños y adolescentes. “Hemos visto que un 40% de los niños y adolescentes en la Argentina tienen sobrepeso u obesidad. En los chicos de menos de 5 años, aumentó más del 50% la obesidad en poco más de diez años”, señaló.
Además hay un gradiente social: el sobrepeso y la obesidad en chicos y adultos se concentran en los segmentos más pobres por el bajo valor nutricional de los alimentos que consumen. “La obesidad hoy es una enfermedad de la pobreza. Por cada cinco niños con malnutrición, cuatro tienen sobrepeso u obesidad, y uno solo baja talla, que es la característica de la desnutrición”.
Frente a esta realidad, el Gobierno está por lanzar el Plan ASI (Alimentación Saludable de la Infancia). “Es un programa interministerial que coordina Salud pero en el que participan Desarrollo Social, Educación y Agroindustria. Tiene cuatro grandes componentes: el primero tiene que ver con educación alimentaria y educación nutricional; el segundo con participación social y comunitaria; el tercero tiene que ver con sistemas alimentarios sustentables y el último con mejoramiento de los entornos regulatorios. Por ejemplo, entornos escolares saludables y etiquetado frontal de alimentos”.
El plan ASI fue presentado formalmente durante la primera semana de junio de 2019 al presidente Mauricio Macri para su aprobación y en las próximas semanas se emitirá una resolución para la creación del programa.
Hoy la obesidad afecta a uno de cada cuatro adultos argentinos
—¿Qué tipo de etiquetado de alimentos va a adoptar la Argentina?
—Estamos trabajando con la Secretaría de Comercio del Ministerio de Producción en un modelo de etiquetado que dé cuenta de los objetivos de salud pública. El modelo de etiquetado que pretendemos es un modelo que por un lado dé la información nutricional: azúcares, grasas y sal, qué porcentajes tiene del valor diario recomendado en cada producto, pero que además haya un etiquetado de advertencia cuando se supera un límite crítico, un exceso de nutrientes crítico. Lo que estamos trabajando es azúcares, sal y grasas. Cuando ese alimento procesado tenga un exceso de nutrientes críticos de acuerdo con los límites que estamos negociando, va a aparecer una advertencia que probablemente sea de color rojo.
—¿No de color negro, como en otros países?
—No, nosotros hicimos estudios cualitativos y ahora estamos haciendo una encuesta en puntos de compras para ver cuál es la percepción de la gente sobre los distintos modelos de etiquetado frontal. Entre los cuales incluimos este que estamos trabajando.
—¿Se está trabajando para mejorar la calidad nutricional de los menúes de comedores escolares?
—Uno de los componentes del Plan es el mejoramiento de la calidad nutricional focalizada en población vulnerable y esto tiene que ver con los comedores comunitarios. Estamos trabajando con las provincias, firmando acuerdos para modificar las canastas y tipos de alimentos. Porque incluso dentro del mismo presupuesto hay mucho margen para mejorar la calidad nutricional.