Si bien en los últimos años la Razón de Mortalidad Materna mostró a nivel nacional un discreto descenso, constituye aún un grave problema de salud pública, inaceptable por su magnitud y reducibilidad: 245 mujeres fallecen al año por causas relacionadas con el embarazo y el parto; en las tres cuartas partes se podría haber evitado. En tanto, la tasa de mortalidad infantil ha descendido en los últimos veinte años y su principal causa es la mortalidad neonatal (prematuros y bajo peso), relacionada con la ineficaz organización sanitaria materno-neonatal y la falta de recursos humanos de enfermería.
Preocupados por esta realidad, desde la Alianza Argentina para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño (Asumen) encaramos una encuesta entre los candidatos a presidente de la Nación para saber cuáles son sus propuestas para revertir esta situación en un plazo de diez años. Sería una década ganada para el futuro de madres, niños y niñas. Al evaluar las respuestas, no nos sorprendió que hubiese consenso en los temas fundamentales propuestos por los equipos técnicos de todos los colores políticos. Qué hay que hacer está claro. Fortalecer el rol del Ministerio de Salud de la Nación en su calidad de rectoría, lograr una atención coordinada en el área metropolitana de Buenos Aires (CABA y conurbano bonaerense, 40% de nacimientos del país), profundizar la regionalización perinatal como estrategia para reducir la mortalidad neonatal, la utilización del programa Sumar como base de seguro público de salud, fortalecer los programas de salud sexual y reproductiva en las escuelas de todo el país, públicas o privadas, laicas o religiosas; prevenir el embarazo no planificado con medidas educativas y acceso universal a una anticoncepción efectiva, promoviendo el debate político en torno a la despenalización y legalización del aborto.
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Asimismo, garantizar el aborto no punible con el cumplimiento de leyes vigentes y con servicios sin objetores de conciencia, la protección de los derechos de la mujer para su ejercicio pleno y prevención de la violencia de género, aumento del recurso humano en enfermeras y obstétricas, la continuidad de la Asignación Universal por Hijo para embarazadas y el seguimiento de recién nacidos de riesgo, especialmente prematuros. ¿Qué falta entonces para lograr su implementación? ¿Recursos? Parcialmente. La Argentina cuenta con recursos humanos altamente calificados y un presupuesto en salud que permitiría ejecutar los programas planteados. ¿Entonces? Se requiere urgente e inexorablemente de una férrea voluntad política para lograr su efectiva implementación y materialización a nivel nacional. La mortalidad materna y la infantil muestran grandes brechas a lo largo y ancho del país. Dada la magnitud de esta inequidad, sumatoria de injusticia más evitabilidad, su reducción es un desafío para todos los sectores comprometidos, y en particular para gobiernos y decisores políticos. Desde Asumen, exhortamos a la clase dirigente a un compromiso nacional por el futuro.
