CIENCIA
mariano sigman, fisico de la uba

“Hay mucha cháchara en la difusión de la neurociencia”

El reconocido científico argentino dirigirá el flamante Laboratoriode Neurociencias de la Universidad Di Tella. Críticas al neuroboom.

0831neurocienciacedocg
|

A los 42 años, el físico argentino Mariano Sigman acaba de asumir un nuevo desafío: dirigir el recientemente creado Laboratorio de Neurociencias de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Obsesivo con el trabajo, Sigman asegura que el nuevo espacio científico “es una oportunidad
única para pensar problemas cotidianos de la sociedad desde una perspectiva interdisciplinaria”. PERFIL lo entrevistó esta semana en la inauguración del flamante laboratorio. 

—Para asumir este rol dejaste la dirección del Laboratorio de Neurociencia Integrativa dependiente del Departamento de Física de la UBA. ¿Qué tiene de distinto esta propuesta? 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

—Lo que pasó estos años en la UBA fue excelente, donde hemos desarrollado decenas de trabajos con un grupo de investigadores de gran nivel. Ahora tengo ganas de ir por un nuevo cruce de la neurociencia con las ciencias sociales y la UTDT tiene una mirada distinta y muy rica de ese entramado.

—¿Qué estudiarán en este laboratorio?
—El grupo tiene interés en la educación, la economía, el derecho, la política, y queremos pensar estos asuntos utilizando herramientas de la física, herramientas analíticas y cuantitativas. Una motivación compartida es incorporar más aspectos fenomenológicos de la mente a terrenos cuantitativos, intentando ser innovadores en las metodologías y frecuentemente fusionando ideas conocidas en combinaciones novedosas. 

—¿Por ejemplo, qué idea te entusiasma más ahora?
—Estamos estudiando qué es lo que nos hace corruptos. Y no me refiero sólo a grandes corrupciones sino al “piola” que pasa por la banquina, cosas diarias. Hacemos ejercicios con alumnos, planteamos escenarios. Vemos que una variable que se juega es el de “lo hago porque el otro también lo hace”. También vemos muchos cambios de conductas de acuerdo a los prejuicios: juzgo cómo actuará el otro con algo de información sobre él, como por ejemplo su nacionalidad. Las conclusiones permiten entender y, por qué no, intentar modificar conductas.

—Estamos atravesando un boom de las neurociencias. ¿Ves un riesgo en el modo en el que se difunde?
—Sí. Primero que el concepto de neurociencia es muy amplio y hay ahora mucho ligado a la creatividad e innovación que se nombra así. Como en todo, veo cosas buenas y malas. Creo que está exagerada. Antes era ignorada y ahora es la respuesta a todo. Es cierto que el cerebro tiene que ser con un montón de cosas de la vida cotidiana, pero hay mucha cháchara y mucha hipocresía. Ahora parece que ponés un cerebro en una presentación y la hace más seria. Eso a mí me molesta mucho. ​

—¿Hay buenos y malos divulgadores?
—Sí, y está también el lugar en que muchas veces te ponen, que no es fácil. Yo trato de cuidarme mucho, pero a veces, no lo logro. Sí creo que la neurociencia tiene muchas cosas que decir, por eso estoy acá, pero veo por momentos un uso muy liviano. Estar de moda tiene riesgos.