“Amo a esta mujer. Uno a veces entra en juegos desquiciados...”, publicó ayer en su cuenta de Twitter Jorge Rial, luego de que la ex Gran Hermano Marianela Mirra hiciera público un chat hot que había mantenido con el conductor a través de WhatsApp. El escándalo ocasionó la furia de su actual mujer, Mariana Antoniale, quien expresó su enojo y dolor también a través de la red social de los 140 caracteres. Es que, según los especialistas en temas de pareja, el histerisqueo digital es considerado engaño y la infidelidad virtual duele tanto como la física.
De hecho, un estudio de la Universidad Tecnológica de Texas, publicado en la revista Internacional Contemporary Family Therapy, reveló que cuando una de las partes de la pareja descubre el intercambio de mensajes sugestivos en las redes sociales de su compañero/a con otra persona se generan angustias y crisis tan fuertes como cuando se conoce una infidelidad sexual carnal. La investigadora Jaclyn Cravens usó datos del portal Facebookcheating.com, donde se recopilan las historias de infidelidades que recorren la red de más de mil millones de personas, para determinar el efecto del engaño cibernético y la medida en que éste crea emociones similares para parte de la pareja “traicionada”. Luego de analizar las historias allí expuestas, Cravens comprobó que la angustia expresada en cada historia era tan fuerte que el engaño digital se sentía en la misma medida que una consumación física.
Aunque hay quienes sostienen que si la infidelidad es sólo virtual no debería ser tan dolorosa, los casos reales muestran lo contrario. Y lo que ocurre en los consultorios argentinos no es distinto. “Desde hace dos años casi todas las parejas que llegan al consultorio por temas de infidelidad hablan del uso de las redes sociales. WhatsApp y Facebook son los más nombrados”, describió la sexóloga y psicóloga Diana Resnicoff. Es que, según la especialista, la persona que busca encuentra: “Si alguien se lanza a revisar mensajes privados y el teléfono, es por una desconfianza que suele confirmarse”.
Para Resnicoff, las redes sociales y su inmediatez facilitan todo tipo de contactos. “Llegás a tu casa cansada o cansado de todo el día y no necesitás arreglarte. La tentación está a un click de distancia tanto para hombres y mujeres que por más que no pretendan consumar un encuentro se prestan a coqueteos e histeriqueos, muchas veces amparados por el anonimato que da el mundo virtual”.
Impacto. El estudio “Parejas, internet y social media”, del Instituto de Investigación Pew, demostró que el uso de las redes sociales es una fuente de tensión dentro de la pareja. Por ejemplo, el 25% de las 2.200 personas encuestadas dijo haber sentido que su pareja se distrae con la tecnología cuando están juntos y que se han sentido ofendidos o han discutido por lo que estaba haciendo el otro online. Entre las parejas más jóvenes, de entre 18 y 29 años, más del 45% siente que la tecnología tiene demasiado impacto en su relación. Es que Facebook ha redefinido el ámbito de lo público y lo privado, y todo el mundo puede ver cuando una pareja está comprometida, casada o si se ha peleado.
Para Resnicoff, las parejas deberían tener un cierto contrato en el uso de los medios digitales como en toda la vida de pareja, nunca espiar lo que hace el otro y siempre preguntar cuando hay dudas. Según la sexóloga, cada caso debería partir desde la pregunta: qué es lo que cada pareja percibe como infidelidad y esto es tanto para la vida online como para la relación cara a cara. “Si el histeriqueo con otro, por ejemplo en un bar, se toma como un engaño, los chats sugerentes o jugueteos también lo son. El contrato de la pareja debe ser explícito y revisado periódicamente, ya que la pareja evoluciona en el tiempo”, concluyó.