CIENCIA
juan martin maldacena, fisico argentino

“La ciencia es algo que todos pueden apreciar, no hace falta tener estudios”

El científico, que acaba de ser elegido por el Papa como miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias, habló con PERFIL sobre su vocación y sus próximos desafíos.

Genio. Maldacena recibió el Konex Brillante al mejor científico argentino de la década.
| Nestor Grassi

Tratar de entender el principio del Big Bang, cómo se comporta el espacio-tiempo de manera cuántica y qué pasa en el interior de los agujeros negros son sólo algunos de los desafíos que hoy desvelan al físico argentino Juan Martín Maldacena, de 45 años. Aunque en 1997 deslumbró a los físicos teóricos del mundo al presentar la “conjetura Maldacena”, que logra relacionar la teoría de las cuerdas con la teoría de la física de partículas, Juan Martín sigue tan apasionado por la ciencia como el día en que empezó a estudiar Física en el Instituto Balseiro de Bariloche.
De hecho, continúa adelante con sus investigaciones en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton y, en su camino, no se cansa de recibir galardones: hace dos semanas recibió el premio Konex Brillante como uno de los científicos más destacados de la década y, además, el papa Francisco lo nombró miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias. PERFIL lo entrevistó antes de emprender el regreso a EE.UU., donde vive con su esposa y tres hijos.
—¿Cómo nació tu interés por la física?
—De chico me interesaba saber cómo funcionaban las cosas. Veía a mi papá arreglar el teléfono o el lavarropas y lo imitaba. Me la pasaba armando y desarmando cosas. Y así me fui interesando por la física y las leyes fundamentales que hacían posible funcionar a estos aparatos.
—¿Cómo incentivar a los jóvenes a estudiar ciencia?
—Creo que la ciencia es algo que cualquier persona puede apreciar. Todos los descubrimientos que se han hecho son muy interesantes, no hace falta haber estudiado para apreciarlos. Basta con leer libros de divulgación o ver documentales en la televisión para ir aprendiendo cómo funciona la naturaleza. Estudiar ciencia ya es algo bastante especial; en general cierto grupo tendrá la vocación de estudiarla como meta profesional.
—¿Qué valor le das a la inteligencia?
—Para mí lo importante es la pasión, el interés y la perseverancia. La mayoría de las personas tiene la inteligencia necesaria para entender estos temas. Pero quizás no todos tienen la dedicación ni la concentración que son fundamentales. Es como mirar un autoestereograma, una de esas figuras que tienen varios colores distintos. Vos mirás y después de mucho tiempo si te concentrás llegás a ver las tres dimensiones ocultas. Algo parecido es tratar de entender matemáticas.
—¿Qué consejo le darías a un joven que quiere hacer de la ciencia una carrera?
—Para un estudiante que recién comienza le diría que estudie, que tenga una formación amplia dentro de la ciencia. Si se quiere dedicar a la investigación, que no es cuestión de zafar y de tener el título. Lo importante no es tener el título en absoluto sino lo que uno aprende y la experiencia que tuvo, los conocimientos que desarrolló para después poder aplicarlos a nuevos problemas. A todos nos gusta tener un resultado rápido, pero muchas veces para obtener resultados hace falta tener paciencia, seguir estudiando y entender bien las cosas. No hay que hacer castillos en el aire.
—¿Creés que el científico debe tener un rol comprometido con la sociedad?
—Es cierto que hay científicos que han remarcado ciertos problemas de la sociedad, pero no creo que sea su principal rol. El primer compromiso que tiene el científico con la sociedad es hacer buena investigación.