Marchas, tomas, juicios y solicitadas son los síntomas de una aguda disputa que afecta a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Y, más allá de la habitual temperatura política que condimenta estas situaciones, lo que está en juego –según coinciden las partes– es la calidad de la formación de los futuros médicos. El conflicto, que ya lleva varios capítulos a lo largo de los últimos tres años y enfrenta al decanato con el rectorado de la UNLP y los alumnos, volvió a agudizarse esta semana. Hasta tal punto que la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria, a través de su presidente, Néstor Pan, advirtió que de continuar con las protestas se podría retirar la acreditación a la Facultad.
El conflicto se inició en torno a la llamada Práctica Final Obligatoria (PFO), una materia del último año que se cursa en hospitales, con pacientes y bajo tutela de docentes, pero que no tiene que ver con las residencias. Anteriormente, podía cursarse adeudando finales. Sin embargo, en 2010, una resolución de la Ley de Educación Superior especificó que no se pueden deber exámenes. Un centenar de alumnos consideró que esta medida no debía ser retroactiva y recurrió a la Justicia. Y hace pocos días la Cámara Federal de La Plata les dio la razón a los estudiantes. A esto se sumó un nuevo conflicto: cambios en la forma de evaluar la PFO.
“Todas las medidas que se fueron tomando no sólo son obligaciones legales que surgen de la Ley de Educación Superior, sino que su objetivo es elevar la calidad educativa de los egresados”, le explicó a PERFIL Enrique Pérez Albizu, vicedecano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP. Y defendió la resolución que obligaba a los alumnos a tener aprobado el ciclo teórico antes de comenzar los módulos prácticos. “Si no se cumple, podría darse el caso de un alumno al que en una práctica le toque hacer una punción lumbar, sin haber aprobado Neurología”, ejemplificó.
La Asociación de Facultades de Ciencias Médicas de la República Argentina, entidad que agrupa a 32 facultades de todo el país, mostró su apoyo al decanato con una solicitada donde advirtió “que la formación de los médicos está en peligro” por los fallos de la Justicia a favor de los alumnos.
Restrictivas. “Las medidas que se fueron tomando son restrictivas y elitistas: ahora ingresan 300 estudiantes por año, y ellos dijeron que lo ideal serían 150. Y también por eso ahora se armó este nuevo examen de egreso para quienes cursan el PFO”, sostuvo Ana Andreani, presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad. Andreani explicó que desde el alumnado se propusieron varias ideas para mejorar la calidad educativa: “Hoy el Plan de Estudios implica cinco años de teoría y al final sólo uno de práctica; cuando ambos conceptos deberían estar integrados. Muchos alumnos tratan de ir a guardias por fuera de la Facultad para tener más contacto con pacientes”.
Según Andreani, en la Facultad se brinda una idea de medicina muy biologicista, apuntada a las especialidades y a los posgrados (en su mayoría privados) cuando debería darse una formación más social, pensando en prevención: “Hay materias, como Infectología o Pediatría, que son bimestrales y deberían ser más intensas”, sostuvo.
Para Efraín Salvioli, jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Medicina Interna de la Facultad, el problema de la formación médica va más allá del plan de estudios, los contenidos o las correlatividades: “Lo que hay que repensar es cómo los estudiantes vivencian su proceso de formación como médicos”. Según el médico clínico, la teoría y la práctica médica deberían estar unidas desde el principio de la carrera. Y puso como ejemplos las facultades de Rosario y La Matanza: “En la quinta semana de clase, el estudiante empieza a concurrir a alguna institución relacionada con salud”. De hecho, en todo el mundo las facultades de Medicina están redefiniendo sus currículas “para pasar de la enfermedad a la salud y de la cura a la prevención”, por consejo de la OMS