“Defiendo el parto ‘mamificado’, que realce nuestro costado mamífero. Es justamente lo humano lo que creo que hay que sacarle al parto”. La frase corresponde al obstetra francés Michel Odent, uno de los precursores del parto natural. De visita a Buenos Aires, para presentar su libro Childbirth and the Future of Homo Sapiens, Odent habló con PERFIL.
—¿Cuáles son las mejores condiciones para dar a luz?
—Existen algunas necesidades naturales básicas. En primer lugar, sentirse segura porque al estar amenazada o estresada libera adrenalina que inhibe la oxitocina, hormona fundamental para que el parto se desencadene. Segundo, no sentirse observada. Cuando los mamíferos se sienten observados segregan adrenalina. Tercero, no estar con nadie que esté nervioso porque la adrenalina se contagia. Y, por último, eliminar todo lo propiamente humano del parto: el lenguaje, las luces, los ruidos… todo lo que pueda estimular la región cerebral del neurocórtex.
—¿Por qué es tan importante disminuir la intervención médica en el parto?
—Aún hay mucho que no sabemos de los efectos a largo plazo de una cesárea, por ejemplo. Hay investigaciones que empiezan a mostrarnos las consecuencias del uso de oxitocina sintética en la inducción de un parto. Tenemos estadísticas de problemas de lactancia vinculados con esta sustancia: a más niveles de oxitocina, más corto es el amamantamiento. La epidural también tiene desventajas porque reduce la secreción de endorfinas. Sin endorfinas no hay prolactina, una hormona vital para la lactancia. La intervención médica en el parto está perjudicando la capacidad natural de dar a luz.
—¿En qué sentido?
—Gracias a estudios epigenéticos, hoy sabemos que las funciones fisiológicas que no utilizamos se van debilitando de generación en generación. Esto está sucediendo con nuestra capacidad de sintetizar oxitocina. Se está usando cada vez menos: las mujeres no la necesitan para dar a luz –porque se las aplican por goteo o porque los chicos nacen por cesárea–, ni para amamantar. Después de tres o cuatro generaciones de partos intervenidos, tenemos datos como para sostener que las mujeres están perdiendo la capacidad natural de dar a luz. Esto es muy serio para la civilización actual.
—¿Se puede parir sin dolor?
—Hay mujeres que llegan a picos patológicos del dolor y es necesario medicarlas. Pero el ambiente que rodea a la mamá potencia ese sufrimiento. Por eso, hay que volver a lo simple: la madre sola con la partera sentada en la esquina, en silencio. El dolor, de esta forma, se percibe de otra manera.