Estornudos constantes, picazón de nariz, ojos y garganta, congestión nasal que se mantiene en el tiempo.... este conjunto de síntomas tiene un nombre poco conocido: rinitis alérgica. Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica de la mucosa nasal muy frecuente: afecta a uno de cada cinco argentinos (5,5 millones) de entre 4 y 55 años, según reveló el primer Estudio de Prevalencia en Argentina de Rinitis Alérgica presentado ayer en el congreso anual de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).
“La rinitis alérgica es una de las enfermedades crónicas más prevalentes del mundo, la padecen más de 600 millones de habitantes y produce un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes: ausentismo escolar, laboral y gran consumo de medicamentos”, le explicó a PERFIL Daniel Vázquez, presidente del congreso de la AAAeIC. Además, se asocia con otras enfermedades, como conjuntivitis, pólipos nasales y asma bronquial. “Más del 50% de los pacientes con rinitis alérgica no tratada termina desarollando asma”, agregó Vázquez.
El relevamiento realizado a través de 3.200 encuestas telefónicas en todo el país encontró que la rinitis alérgica es más frecuente en las mujeres (24%) que en los varones (17%) y que el 64% de los pacientes no está diagnosticado. “Es una enfermedad banalizada por los médicos en general. Hay un montón de pacientes que deambulan con síntomas durante años y que nunca consultaron a un especialista”.
Es que los síntomas de la rinitis: estornudo, picazón, nariz tapada, se suelen confundir con los de un resfrío común. “La diferencia es que el resfrío habitualmente dura entre siete y diez días, tiene un moco de característica amarillo/ verdoso y puede tener otros síntomas como fiebre. En cambio, la rinitis alérgica dura más de diez días. A veces son meses enteros, por ejemplo, los pacientes que tienen alergia al polen puede durar toda la primavera y el verano. Y el moco suele ser de características acuosas”, señaló Claudio Parisi, coautor del trabajo junto a Vázquez, Iris Medina, Gabriel Gattolín, Georgina Logusso y Sergio Arias.
En alza. Los casos de alergia y asma están aumentando en todo el mundo, especialmente en los países en vías de desarrollo (ver recuadro). “El aumento de las enfermedades respiratorias, incluidas las alergias, tiene que ver con el cambio climático, con la contaminación ambiental y con la adopción de una vida occidental, con ambientes más cerrados”, sostuvo Vázquez. “En el estudio encontramos que la prevalencia de la rinitis alérgica era mayor en casas mal ventiladas y ubicadas en lugares de alto tránsito vehicular”, agregó.
Otro de los resultados del estudio mostró que en el país es alta la automedicación (170 mil personas), lo que conlleva el riesgo de abuso de corticoides y descongestivos nasales. En cuanto al tratamiento, es clave conocer al origen, saber a qué es alérgico el paciente (ácaros del polvo, hongos, polen, etc.) mediante test cutáneos o de sangre. “El mejor tratamiento en alergia es la evitación. Si el paciente es alérgico a un medicamento, se puede evitar pero cuando es alérgico a un inhalante, por ejemplo, los ácaros del polvo o a los hongos de humedad, es muy difícil”, aseguró Vázquez.
En esos casos se impone el tratamiento farmacológico (antiinflamatorios de uso tópico) y fundamentalmente la inmunoterapia. “Con eso se logra que inmunológicamente baje esa sensibilidad a los alérgenos”, concluyó.
Más casos por el cambio climático
Por la contaminación atmosférica y el cambio climático, crecen los casos de alergia y asma en Argentina y en el mundo. “El aumento no se puede explicar por un cambio genético porque eso lleva mucho tiempo. Se piensa que los factores ambientales están afectando de tal manera que están generando más alérgicos”, señaló Claudio Parisi, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica y autor junto a Luciana Díaz del libro Manual para entender la alergia (Del Hospital Ediciones).
“Al aumentar la temperatura, aumentan también las lluvias, los pólenes que hay en la atmósfera y la cantidad de hongos. Por lo tanto, todos los que tengan alergia al polen u hongos van a tener más síntomas. Por otro lado, algunas partículas contaminantes como las de diésel tienen la capacidad de pegarse a pólenes y transportalos hacia la vía aérea, potenciando el efecto de la alergia. Todo esto genera más alérgicos y alérgicos más severos”.