Comenzó la cuenta regresiva para el lanzamiento de dos nuevos nanosatélites argentinos. Ada y Maryam ya fueron minuciosamente testeados y están listos para su viaje final: almacenados en la nariz de un cohete espacial chino, el sábado próximo viajarán a su destino: una órbita polar ubicada a 500 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.
Desde allí comenzarán a dar una vuelta al mundo cada 93 minutos, mientras sus cámaras de observación toman imágenes de alta resolución de la superficie terrestre y envían la información a los ingenieros que trabajan en Buenos Aires. Ada y Maryam -bautizadas en homenaje a las científicas Ada Lovelace y Maryam Mirzakhan- se sumarán a Fresco, Batata y Milanesat. Así la flamante flota de satélites que prepara la compañía argentina Satellogic tendrá ya cinco integrantes "operativos".
"Nuestra intención no es hacer negocios vendiendo satélites. Lo que queremos es desarrollar una completa plataforma de sensores orbitales que permitan recopilar información en forma constante para detectar y medir fenómenos globales", resumió Emiliano Kargieman, fundador y CEO de Satellogic. Y agregó: "procesando esas imágenes podemos obtener datos en tiempo real que nos ayudarán a resolver problemáticas ambientales y aprovechar mejor los recursos naturales".
Aunque la constelación de equipos operativos es, por ahora, un puñado; el proyecto de la empresa es ambicioso. "Nuestro plan implica poner en órbita este año una docena de satélites. En 2019 serán sesenta y luego seguiremos aumentando los lanzamientos hasta lograr, en tres años, llegar a una constelación de 300 satélites operando en forma permanente", le detalló a PERFIL Federico Jack, Gerente de Operaciones de la compañía.
Pero ya desde mucho antes, podrán hacer observaciones. "Con una flota de 75 satélites bien posicionados, en órbitas bajas, podremos tomar imágenes seriadas de cualquier punto de la Tierra cada cinco minutos. Eso significará un cambio disruptivo en esta industria, porque nos permitirá ofrecer, por ejemplo, un servicio de control de activos para empresas de petróleo y gas que hoy deben hacer esas observaciones usando aviones, drones y hasta camionetas en el terreno. También el procesamiento de esas fotos nos permitirá ofrecer información en tiempo real al agro, para que los agricultores puedan tomar mejores decisiones sobre el uso de fertilizantes o de riego. Incluso se podría detectar enfermedades o plagas con anticipación".
Inversión. Para comenzar a armar esta plataforma de observación Satellogic tuvo que invertir fuerte en investigación y desarrollo de hardware, software y diseño de satélites. "En los siete años de vida la compañía –que hoy ocupa a unas 110 personas y tiene oficinas en Buenos Aires, Córdoba, San Francisco , Tel Aviv y Montevideo- llevamos invertidos unos US$ 60 millones", dijo Jack.
Y explicó que cada satélite pesa unos 45 kilos y tienen la forma de un pequeño lavarropas. “En su armado mayormente usamos piezas estándar compradas diversos proveedores de todo el mundo. Pero permanentemente nuestros ingenieros están haciendo desarrollos y mejoras de esas partes, y también del software y de la integración de cada equipo, para poder estandarizar y hacer más confiable cada satélite y, de paso, bajar sus costos de fabricación".
Para ponerlos en órbita eligieron lanzadores chinos. "Se trata de cohetes de la serie "Larga Marcha" que son muy confiables: solo tuvieron tres fallas en más de 200 lanzamientos", explicó Jack. El costo de este transporte hasta su órbita definitiva es variable pero puede ser de entre US$1 y 2 millones por satélite. Justamente es el viaje que emprenden "Ada", bautizado así en homenaje a Ada Lovelace, científica que intervino en la concepción de los primeros algoritmos que abrieron paso a la computación. Y también "Maryam" que recuerda a la recientemente fallecida matemática Maryam Mirzakhani, primera ganadora de la medalla Fields, una especie de Premio Nobel de la especialidad.