¿Es mejor tomar decisiones por la mañana, recién levantados, mientras la mente está fresca? ¿O conviene esperar a última hora, cuando el crepúsculo ya apura al reloj biológico del cuerpo y el ritmo de actividad para tomar resoluciones se acelera? Un grupo de científicos argentinos se hizo esta pregunta y diseñaron un estudio con ajedrecistas para entender mejor cómo opera la cronofisiología de la cognición y desentrañar qué ocurre con las elecciones y la toma de decisiones a lo largo del día.
El resultado sorprende. “Encontramos que en las primeras horas del día, las personas suelen tener una estrategia ‘preventiva’, que implica tomarse más tiempo y que parece resultar en una toma de decisiones más acertadas. En cambio, por las tardes las decisiones se concretan más rápidamente y con menor cantidad de aciertos”, resumió el doctor Diego Fernández Slezak, investigador del Conicet en el Laboratorio de Inteligencia Artificial Aplicada de la Facultad de Ciencias Exactas, de la UBA, y uno de los autores del trabajo publicado en el último número de la revista científica Cognition.
Desde hace años se sabe que es posible dividir a las personas en dos grandes cronotipos: individuos que están más activos durante la mañana (a los que se denomina alondras) y otros que lo están por la noche (los búhos). “Nos dimos cuenta de que podíamos recurrir a sitios web especializados en ajedrez por internet para analizar en detalle cómo los jugadores tomaban decisiones de diversas movidas, considerando la hora del día, el tiempo de respuesta por jugada y su calidad. Esos datos los tomamos de más de un millón de partidas almacenadas en servidores online, sobre una base de 99 jugadores habitués, a los que les hicimos un cuestionario estándar para determinar su cronotipo”, le resumió a PERFIL la doctora María Juliana Leone, investigadora del Conicet y autora principal del trabajo.
Leone, quien –además– es una eximia ajedrecista y llegó a representar a la Argentina en dos campeonatos mundiales, detalló que “el ajedrez es un modelo muy interesante para el estudio de procesos cognitivos porque cada jugada implica tomar una decisión y el juego online nos permite analizar el tiempo de respuesta, el resultado de la partida, el ranking, la edad del jugador, la hora y otros elementos para entender mejor la cronobiología y como se llega a tomar una decisión, un campo científico que todavía es muy nuevo y que todavía está poco explorado”.
Los investigadores comenzaron el trabajo con la hipótesis de que cada persona reflejaría su eficiencia ajedrecística de acuerdo a su cronotipo. Pero encontraron algo totalmente diferente: “independientemente de que fueran alondras o búhos, la mayoría de los ajedrecistas jugaban con más lentitud por las mañanas y se volvían más veloces a medida que transcurría la tarde y llegaba la noche”.
También los tiempos promedio de respuesta para realizar cada jugada fueron mayores durante la mañana y disminuían por la tarde y la noche, independientemente de la personalidad del jugador. “O sea, a poco de despertarse, lo usual era una estrategia más preventiva y menos precipitada (jugadas más lentas y de mayor calidad). Luego comenzaban a jugar más rápido y las decisiones tenían menor calidad”, explicó Leone, miembro del Laboratorio de Neurociencias de la Universidad Torcuato Di Tella, dirigido por Mariano Sigman, y del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Quilmes, al mando de Diego Golombek. “Una posibilidad es que esto esté relacionado con algo que los expertos denominan ‘presión del sueño’ y que va en aumento a medida que pasamos más tiempo despiertos”, agregó. Esa presión es uno de los factores centrales que regulan el ejercicio de varias funciones cognitivas.
¿Es posible extrapolar estas conclusiones ajedrecísticas a otras decisiones vitales? “Habría que hacer nuevos estudios, pero son hallazgos que podrían tener implicancias en varias áreas”, respondió Leone.
“Por ejemplo, se podría elegir el momento del día para tomar una decisión teniendo en cuenta su tipo: si lo que importa es la calidad, lo mejor sería tomarla por la mañana. En cambio, si se necesita velocidad el mejor período sería hacia el atardecer, cuando se aceleran las decisiones por el aumento de la presión del sueño”, concluyó.