Existe una tendencia generalizada a pensar que los chicos denominados “nativos digitales” lo saben todo acerca de internet y el uso de una computadora en general. Sin embargo, un amplio estudio que abarcó 60 mil estudiantes provenientes de 3.300 escuelas de 21 países –incluyendo un centenar de la ciudad de Buenos Aires– reveló que la mayoría de los chicos no poseen suficientes competencias informáticas.
Según la investigación, realizada por la Asociación Internacional de Evaluación Educativa (IEA), el 16% de los estudiantes de 13 años no logró alcanzar el Nivel 1 de una prueba de contenidos digitales. Esto es, no sabían hacer cosas básicas, como abrir un link o identificar quiénes recibían el mismo mail en un grupo.
El 84% completó ese nivel inicial, un 61% llegó al 2 y un 23% al 3 (ver infografía). Sólo el 2% de los alumnos alcanzó el Nivel 4, que implicaba saber diferenciar en internet las informaciones relevantes de las que no lo eran. Es decir, tener pensamiento crítico.
“El proyecto Icils es el primer estudio internacional comparativo que buscó medir la preparación de los alumnos para su inserción en la era de la información”, le explicó a PERFIL Silvia Montoya, quien coordinó la sección local del estudio y actualmente se desempeña como directora del Instituto de Estadísticas de la Unesco. “Lo que se encontró básicamente es que la alfabetización digital es un problema en todo el mundo, porque el grado de competencias digitales comprobadas es menor a lo que se pensaba”, sostuvo.
El estudio observó que los chicos usan mucho –y bien– las computadoras para temas como redes sociales y videojuegos. Y eso es algo positivo, porque representa una buena oportunidad para integrarse y para socializar. Sin embargo, desde el punto de vista pedagógico el empleo de PC en educación mostró tener aún mucho camino por recorrer.
Contradicción. “Se comprobó que existe una fuerte contradicción: hay mucha diferencia entre lo que los padres, el sistema educativo e incluso los mismos alumnos piensan que saben de informática y lo que realmente manejan”, le detalló a PERFIL Andrés Sandoval-Hernández, director de Investigación de IEA, quien además destacó que con el fin de que las evaluaciones puedan ser aprovechadas por las autoridades de cada país para elaborar políticas se optó por tomar el mismo examen a todos los alumnos de las 21 naciones participantes.
¿Cómo influye sobre el aprendizaje de competencias digitales el reparto de notebooks para cada alumno, como los planes Sarmiento o Conectar Igualdad? Según Sandoval-Hernandez, esas políticas solas no alcanzan para nada. “Son útiles. Pero también es necesario trabajar mejor la parte educativa formal. Y, sobre todo, enseñarles a los maestros a sacarle provecho a la tecnología”.
Por su parte, Luciana Vázquez, ensayista y experta en temas de educación, le comentó a este diario que una conclusión importante es que no está probado que la inclusión digital en el aula mejore realmente el proceso de aprendizaje de los chicos. “Cerrar la brecha de acceso repartiendo computadoras es una política de inclusión social correcta. Pero no hay que confundirla con una política educativa”.
Es que aunque distribuir portátiles para docentes y alumnos sea algo relativamente simple y atractivo, “también es necesario capacitar a los 890 mil maestros de Argentina para que conozcan bien su disciplina, manejen mejor la pedagogía y sepan de tecnología para poder sintetizar todo mientras, además, logran inspirar a sus alumnos”. Para la experta, “es un proceso muy complejo y en la actualidad no se está haciendo”.
Otro de los puntos llamativos del estudio fue la comprobación del escaso uso que se les da a los softwares educativos. Según Montoya, se comprobó que los tres tipos de programas utilizados para la enseñanza son básicamente el procesador de texto, el software de presentaciones y navegar y buscar información. “Sin embargo, hay muchas otras herramientas disponibles, como juegos y videos para aprender temas de ciencia, o para hacer registro de datos y herramientas de monitorización que son muy poco utilizadas en escuelas y casas”, explicó. El estudio encontró, por ejemplo, que sólo el 4% de los profesores utilizaba las redes sociales en sus clases.
Mucho de lo que mostró este trabajo, según Montoya, no sólo implica problemas de aprendizaje digital. “Los resultados también nos mostraron falencias educativas básicas, que van más allá del uso de la tecnología”, concluyó.