Se cumplen veinte años del último caso de doping en un Mundial de Fútbol. Fue en Estados Unidos, cuando Diego Armando Maradona dio positivo a efedrina tras disputar el partido Argentina-Nigeria el 25 de julio de 1994. Para no repetir aquel episodio y acabar con las críticas que sostienen que el fútbol es el deporte en el que menos controles antidoping se realizan, la FIFA está implementando en Brasil un nuevo programa para luchar contra el uso de sustancias prohibidas.
Desde marzo, los laboratorios acreditados por la Asociación Antidoping Mundial (AAM) vienen analizando muestras de sangre y orina de los 736 jugadores que hoy participan en el Mundial con el objetivo de crear el perfil o pasaporte biológico de cada futbolista. “Se trata de un documento electrónico personal que recoge los resultados de los análisis de sangre y orina. Se realiza durante el año tomando un total de seis muestras y comparando los perfiles biológicos (biomarcadores) a través de una curva. Si hay importantes variaciones entre los resultados se sospecha doping. Por ejemplo, si en la segunda muestra hay 4,2 millones de glóbulos rojos y en las posteriores cinco millones, se sospecha que se utilizó eritropoyetina (una hormona que estimula la producción de glóbulos rojos) o transfusiones de sangre”, explicó el médico deportólogo Norberto Debbag.
Este sistema es totalmente novedoso en el fútbol –aunque en el ciclismo se aplica desde 2006– y busca aportar mayor precisión y rigurosidad a los controles antidoping. “El perfil tiene dos componentes: los parámetros sanguíneos y de esteroides. La combinación de los dos arroja un perfil biológico, una especie de mapa genético del cuerpo, individualizado para cada persona. Los resultados pueden ser comparados a lo largo del tiempo y, si difieren, puede sospecharse que ha habido un abuso de sustancias destinadas a mejorar el rendimiento”, explicó Jiri Dvorak, jefe médico de la FIFA, durante la presentación del programa antidoping Brasil 2014.
A diferencia de los controles antidoping habituales, con el pasaporte biológico no se buscan sustancias prohibidas en el cuerpo del deportista sino desviaciones de sus parámetros habituales, lo que puede revelar una violación a las normas del juego limpio. De esta forma, se pueden encontrar sustancias que han sido utilizadas de forma intermitente y en pequeñas dosis. Esto es fundamental si se tiene en cuenta que la tendencia en el consumo ha mostrado una marcada disminución en el uso de esteroides (fáciles de detectar) y un cambio hacia el consumo de sustancias que se producen naturalmente en el cuerpo, como la eritropoyetina o la hormona del crecimiento.
Otra de las novedades de este Mundial es que los análisis antidoping no se están realizando en Brasil, ya que el país no cuenta con un laboratorio acreditado por la AMA. Las muestras de sangre y orina deben viajar hasta Lausana, Suiza, donde ya están almacenados los pasaportes biológicos de 2 mil futbolistas, entre ellos los de Messi y Neymar, ya que la FIFA los registró durante el Mundial de Clubes en 2012. “El laboratorio de Río de Janeiro está suspendido y no puede analizar las muestras. En los eventos deportivos es el organizador quien decide sobre los controles, y en este caso el que trabaja con la FIFA es el de Lausana”, le explicó a PERFIL Mónica Nápoli, médica toxicóloga y responsable de Prevención del Doping de la Secretaría de Deportes de la Nación. Transportar todas las pruebas supondrá un gasto cercano al millón de dólares. Pero según la FIFA lo vale. Si el objetivo es repetir una vez más la hazaña y que Brasil 2014 sea el quinto Mundial consecutivo donde reine el fair play.