Gracias a la necesidad de salir de casa con información fiable sobre cómo va a estar el tiempo, se convirtieron en estrellas de la radio y la TV. Tienen trabajo asegurado en distintos campos estratégicos y becas para estudiar. Sin embargo, el número de meteorólogos egresados por año en el país no llega a los quince, e incluso en varias oportunidades no alcanzó a los diez.
Una de las causas que apuntan los docentes es el bajo número de ingresantes a la carrera. Así, en la Licenciatura en Ciencias de la Atmósfera, de cinco años de duración, en 2012 se inscribieron 42 estudiantes; 19 en 2013; y 32 en 2014, mientras que en el Bachillerato Universitario en Ciencias de la Atmósfera, de tres años, en el mismo período la cantidad de ingresantes fue de 29, 15 y 29, respectivamente. Ambos se cursan en la UBA.
“Es una carrera de Ciencias Exactas, que por lo general no son las que despiertan más vocaciones. En la UBA tiene más de 65 años y fue pionera en Latinoamérica”, señala Matilde Rusticucci, directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la mencionada facultad. “A pesar de ser una de las carreras que menos alumnos tiene, la UBA la sostuvo por la importancia que tiene”, agrega Rusticucci, quien considera que lo poco que se enseña en la secundaria de meteorología desde la física puede ser una de razones de la escasez de estudiantes.
Desde 2013 comenzó a dictarse Meteorología y Ciencias de la Atmósfera en la Universidad Nacional de La Plata, que aún no tiene graduados pero contó con alrededor de sesenta inscriptos tanto en 2015 como en 2016. Además, a los tres años tiene un título intermedio de técnico en Meteorología. “Muchos chicos no se anotan en esta carrera, como tampoco en física ni en matemáticas, porque hay como un mito de que son muy difíciles. Hay que desterrar esa idea. No es para genios, y cualquiera puede estudiarlas”, asegura Alicia Cruzado, decana de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP.
Mercado laboral. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) hoy cuenta con 151 graduados universitarios en Meteorología y aún hay puestos vacantes. “Somos pocos expertos en esta disciplina, que tiene un potencial de aplicación en numerosos campos. La tasa de graduación es pequeña, en términos anuales debe estar entre los 12 o 13, que en un país como Argentina es poco”, explica Celeste Saulo. directora del SMN.
Para fomentar el ingreso y la finalización, la Nación, el SMN y la UBA comenzaron en 2010 un programa de becas para los últimos tres años de la carrera. Se otorgan $ 9 mil mensuales y está orientada a estudiantes que ya hayan hecho el núcleo básico de Ffísica y Matemática en carreras de la UBA o cualquier otra universidad nacional. “Sin el programa de becas –considera Saulo– las tasas de graduación hubieran sido sustantivamente menores”. La directora del SMN explica que la falta de meteorólogos condiciona que la actividad se reproduzca más y que aparezcan actores jugando distintos roles.
“Se necesitan meteorólogos no sólo para realizar pronósticos para el público sino también para diferentes usuarios”, aclara Claudia Campetella, gerente de Servicios a la Comunidad del SMN. “Argentina es muy vasta y necesita gente observando y haciendo desarrollos para cada región”.
“La falta es enorme, y eso hace que mucho de nuestro trabajo lo ocupe gente de otra profesión o que no está del todo capacitada”, indica Alvaro Scardilli, presidente del Centro Argentino de Meteorólogos, desde donde impulsan una ley profesional. “Todos los meteorólogos tienen trabajo, el mercado necesita absorber todavía mucho más como para saturarse”, asegura. Además de los distintos organismos nacionales, el sector del agro, las consultoras y aseguradoras privadas requieren de sus servicios. “Es muy difícil que no te lleve el alma querer trabajar en esto. No te podés aburrir nunca, es apasionante”, concluye Scardilli
“Gracias a la profesión conocí el país”
Mauricio Saldívar estaba estudiando Ingeniería en Recursos Hídricos en la provincia de Santa Fe cuando un amigo le avisó que había becas para estudiar Meteorología. “Por eso seguí la carrera, no porque me haya seducido inicialmente como una ciencia”, aclara quien trabajó más de veinte años en el canal de noticias TN y 21 en el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Para Saldívar, el problema de la falta de meteorólogos no es nuevo, ya ocurría hace 33 años, cuando ganó la beca destinada a atraer más estudiantes a la carrera.
“La meteorología es mi vida. Gracias a ella conocí el país, el mundo, la Antártida, navegué en el Irízar, y tuve mis minutos de fama”, asegura Saldívar. El meteorólogo, uno de los más activos en Twitter, explica que la mayor demanda de profesionales universitarios es desde el sector público, como también de ciudades como La Plata, Posadas, Mar del Plata, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires “donde tienen pocos meteorólogos profesionales trabajando y esa demanda irá creciendo a medida que estos municipios se involucren en la gestión del riesgo de desastres”.